El localismo que nos mata

Las autoridades portuguesas de Oporto han conseguido convencer a Ryanair para que su aeropuerto sea base de operaciones de la compañía; es decir, que sus aviones pernoten en este aeropuerto y que no hagan como hasta ahora venían haciendo, y todavía hacen en Santiago, que era despegar un poco después de haber tomado tierra.  Esta medida es buena para Oporto porque ese aeropuerto gana en importancia para la Compañía que se afianza en esa plaza que, no lo olvidemos,  está tan sólo a doscientos kilómetros por autopista del corazón de Galicia.  Y eso es malo para Santiago y para Galicia porque los viajeros que utilizan Rynair tienen ahora más ofertas para acercarse a Oporto obligándonos a compartir nuestro atractivo turístico con la muy importante oferta portuguesa.  Lo que hará que muchos viajeros se desvíen a otros destinos portugueses antes de llegar a Vigo, a Santiago o a Coruña o Lugo.

Cuando Ryanair firmó un contrato con el Ayuntamiento de Santiago ya hacía tiempo que venía aterrizando en Oporto; pero los de Santiago hicieron valer el atractivo de la ciudad y del resto del país para convencer a los de Ryanair de la conveniencia de traer sus aviones a Lavacolla.   En el acuerdo, sin duda, pesó el apartado en el que se dice que la compañía cobrará por cada pasajero que tomara tierra en Lavacolla.  Los dineros los ponen el Ayuntamiento, a través de Incolsa, la Cámara de Comercio de Santiago, la Asociación de Hostelería local y la Xunta de Galicia.  El contrato se firmó el 9 de marzo del 2005 por cuatro años de vigencia y con dos años más de prórroga si ninguna de las dos partes lo denuncia.  Estamos en la prórroga y es ahora cuando Oporto nos mete un gol y nos damos cuenta de que no se ha hecho nada.  No para evitarlo, sino para avanzar en la ampliación del compromiso de más vuelos o para convertir Lavacolla en base de operaciones de la compañía aérea.  Pues el acuerdo con Ryanair es importante para el turismo en Galicia

Hace un tiempo, con el bipartito en el poder, cuando el nacionalista Rubén Lois estaba al frente de la dirección xeral de Turismo de la Xunta de Galicia, el Ayuntamiento de Santiago le cedió a la Xunta la negociación con Ryanair, a pesar de que la Xunta de Galicia es tan sólo un cofinanciador más, aunque aporte el 60% del dinero (hasta este año 1.800.000 euros anuales)  Sin duda, el hecho de que los asuntos de Turismo en la Xunta y en los principales concellos de Galicia estuviera en manos del Bloque,  fue la razón por la que el concejal de Turismo de Santiago, Xosé Manuel Iglesias, cedió la autoridad de la negociación con Ryanair a la Dirección Xeral de Turismo

Los resultados están sobre la mesa: no se ha hecho nada.  Y en los negocios el que no se mueve se muere. Y el turismo es un negocio. Y uno de los que tienen mayor peso en el PIB gallego.

La razón de esta parálisis hay que buscarla en el localismo que nos invade.  Lo del localismo es grave y lo es por lo enraizado que está en nuestra sociedad.  El Bloque, que ha querido llevar este asunto como un asunto nacional, se ha doblegado al localismo y no ha sabido estar a la altura de las circunstancias, como casi todos casi siempre.  En esta ocasión Coruña y Vigo, sus concejales de Turismo, han cometido el grave error de no dejar que Santiago juegue el papel que le corresponde como Aeropuerto Internacional y como el principal atractivo turístico de este país.  Y el secretario Xeral de Turismo se ha doblegado.  Mientras aquí discutíamos la necesidad de que Ryanair aterrizase en los tres aeropuertos gallegos Oporto no ha perdido el tiempo. Y eso es malo para Santiago y para Galicia -para Vigo y Coruña también-  porque, al fin y al cabo, visto desde Alemania, Italia o Gran Bretaña esos 200 kilómetros que nos separan  no son más que  unha carreiriña dun can.

La media de estancia de un turista viajero en Ryanair es de 5 días.  De ellos dos los pasa en Santiago y tres los dedica a recorrer el resto de Galicia.  Si ahora decidiese viajar a Oporto, por la mayor comodidad de vuelos, seguro que sus días de excursión seguirán siendo cinco y está claro que tendremos suerte si la mayoría los pasa en nuestra tierra.

Y ante esta jugada de la competencia, porque competencia es lo que representa Oporto y su aeropuerto, la nueva Xunta, los nuevos responsables de Turismo en el gobierno de Núñez Feijoo, siguen la misma política de Rubén Lois.  Y, como antes, lo poco que deciden está supeditado a las presiones localistas.

La cantidad anual de 1.800.000 euros que la Xunta de Galicia aportaba para el contrato con Ryanair se ve ahora, a causa de la crisis, reducida a 1.050.000 euros que, además,  se han de distribuir entre los tres aeropuertos de la siguiente manera:   Santiago 450.000 euros y trescientos mil para Vigo y a Coruña.

Frente a la nueva negociación de Oporto que le convierte en base de operaciones de la compañía  para la costa atlántica, en Galicia debilitamos todavía más nuestra oferta.

No sólo no se ha hecho nada en los últimos cuatro años sino que además hemos jugado para el equipo contrario.  Imposible más incompetencia.

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