La tradición dice que el apóstol Santiago el Mayor predicó el cristianismo por la península Ibérica. Tras su martirio y muerte en Jerusalén, sus discípulos recogieron sus restos y de manera milagrosa, una barca de piedra los llevó hasta las costas gallegas.
En el siglo IX se descubre su tumba en un paraje conocido como Campus Stellae, la actual Compostela. Aquí se construirá la primitiva iglesia que, con el tiempo, se convertirá en uno de los principales centros de peregrinación de la Cristiandad.
El obispo Gelmírez será el principal promotor de la construcción de la catedral románica. El templo presenta una planta característica de las iglesias de peregrinación, con tres naves, amplio crucero también de tres naves y una girola con capillas radiales. Originalmente, el edificio se proyectó con nueve torres que aportaban al conjunto un acentuado aspecto de fortaleza.
Las obras de la seo finalizan en 1168 con la contratación, por parte de Fernando II, del Maestro Mateo, el arquitecto que diseña la cripta. Sobre ella se alzaba la gran fachada occidental, tras la que se encuentra el famoso Pórtico de la Gloria.
En el siglo XVIII se realizaron importantes obras de reforma, espacialmente en esta fachada principal, conocida como del Obradoiro. Fernando Casas Novoa es el autor del proyecto, creando una equilibrada fachada barroca con dos torres y una escalinata que nos lleva desde la plaza hasta el interior de la catedral.
De esta manera, los estilos románico y barroco se dan la mano parea crear uno de los templos más impresionantes del mundo cristiano.