Un gran desconocido. Así se puede denominar al turismo arqueológico en España. Sin apenas campañas de promoción específica ni una oferta propia, la gran cantidad de patrimonio arqueológico disperso por toda España han convertido al país en el sexto receptor de este tipo de visitas. Por delante de España, se encuentran Italia, Egipto, Grecia, México y Perú. Los cinco países cuentan con una gran tradición de valorización del patrimonio arqueológico como activo turistico: Pompeya, las pirámides de Keóps, Chichén Itzá o Machu Picchu son algunos ejemplos de sobra conocidos de este tipo de turismo.
Por comunidades, Cataluña, Andalucía, Cantabria y Madrid son los principales destinos: el arqueoticket de los museos de Barcelona, las ruinas de Medina Azahara o el museo de la Alhambra, la neo cueva de Altamira y el Museo Nacional de Arqueología son algunos de los lugares más visitados. La lista se completa con el teatro de Málaga, los conjuntos arqueológicos de Tarragona y Mérida con la Vía de la Plata, el yacimiento grecorromano de Empúries y el acueduto de segovia completan la lista de yacimientos más visitados.
Turista con estudios superiores y poder adquisitivo medio alto
El perfil del turista arqueológico responde a una persona con nivel de estudios superiores y un poder adquisitivo medio o medio alto. El el caso de los vistantes extranjeros predominan las mujeres mientras que en los nacionales, son más los hombres los que optan por el arqueoturismo. Un detalle llamativo es que se trata de una actividad desetacionalizada: el arqueoturista viaja en cualquier época del año. La edad del arqueoturista oscila entre los 25 y los 44 años de media.