La visita de Emilio Estévez, Martin Sheen y el resto de actores que componen el elenco de The Way se convirtió en todo un acontecimiento social en la Praza do Obradoiro: representantes políticos con el conselleiro de Cultura Roberto Varela a la cabeza, esperaban a los hombres de Hollywood mientras que prensa, radio y televisión –y medios de internet, claro–se apelotonaban en el centro de la plaza, mimetizándose con los grupos de turistas que aprovechaban los breves intervalos de sol para admirar la fachada barroca y contemplar cómo se montaba un escenario de película.
A los que esperaban se unieron curiosos, algunos estadounidenses, que no perdieron la oportunidad de poder ver de cerca a todo un presidente de los Estados Unidos, aunque lo fuese solo en la ficción. Pero en el país de las oportunidades, la frontera entre despacho oval y roulotte de rodaje es fácilmente intercambiable, así que nunca se sabe.
Los milagros del rodaje
En un principio, The Way incluía dos escenas dentro de la Catedral. No se sabe cuál era el contenido de las mismas, pero las autoridades eclesiásticas denegaron el permiso hasta ayer, después de pegar un pequeño repaso a las líneas libreto: “algo se perdió en la traducción o se malinterpretó, pero ahora por suerte ya contamos con el permiso. Ha sido uno de los milagros del rodaje” comentó Emilio Estévez, empapado en espiritualidad.
El resto de los “milagros” que rodearon a The Way fueron varios, según explicó Estévez: “Llegamos a España sin saber nada de cómo haríamos la película, sólo que había que hacerla. Encontramos en agosto a Julio Fernández (presidente de Filmax) cuando debía ser la única persona trabajando. Después, todo el mundo nos decía que la época del rodaje en España era fatal por el tiempo: sólo nos tocaron dos días de lluvias, y justo cuando toca rodar en interiores. Y ahora, el permiso”.
Un buen número de intervenciones “esotéricas” para sacar adelante a un filme que aspira a devolver el sentimiento a las producciones americanas: “Es cierto que exportamos mucha basura. Pero esta película es diferente, no hay persecuciones ni tiroteos. América necesita un cambio y reintegrarse en la comunidad global, que es algo que hemos visto en el Camino: gente de todas partes del mundo compartiendo una gran experiencia espiritual. Después del rodaje, España se ha convertido en el quinto personaje de la película” apostilló el realizador.
Los cierto es que el rodaje de The Way ha calado en todos los puntos por los que ha pasado, que, prácticamente, son las etapas del camino francés por el norte ibérico. En cada localidad se siguió con expectación el rodaje y quizás por eso, todo el equipo aún se vestía con las ropas deportivas de los peregrinos y calzaban botas cómodas.
Vestidos de peregrinos
“Discúlpenos por nuestro aspecto, hemos estado tres meses haciendo el Camino y aún no se ha acabado” fueron las primeras palabras del director en la rueda de prensa. Frente a los medios, el propio Estévez, Martín Sheen, Débora Kara Unger y James Nesbit junto al productor Julio Fernández. La primera pregunta estaba clara. El equipo estaba preparado para rodar en el interior de la catedral. “Creo que hace cuarenta años que no se filma nada en el interior. Y de ficción…Creo que es la primera vez” apuntó Julio Fernández antes de dar el detalle de que Sheen, a sus años, había llorado al saber que la curia compostelana daba el sí al rodaje.
El equipo destacó el trance espiritual que imbuye al Camino: “El camino es algo espiritual que afecta tanto a católicos como a no católicos. Me encantaría volver a hacerlo, aunque me haya llevado tres meses. Durante el rodaje conocimos a mucho grupos y comunidades unidas por el misterio, que es lo que da sentido a la vida” recordó Sheen.
Sobre lo de trabajar –y dar órdenes—a su padre, Emilio Estévez era un trabajo la mayor parte del tiempo placentero, aunque bueno, ya se sabe, en un rodaje siempre hay tensiones.
Deborah Kara Unger, rostro espectacular e intérprete de expresividad contenida, rememoró a su padre y a su abuela que fueron las personas que le introdujeron el cariño por España mientras que para el norirlandés (y protestante) James Nesbitt, un secundario de lujo de rostro que sencillamente produce inquietud, el camino fue un hallazgo: “No conocía nada del Camino, pero ha sido un gran aprendizaje. Y llegar a Galicia ha sido como estar en casa, porque es muy similar a Irlanda en el paisaje y en la amabilidad de la gente. Ahora pienso quedarme aquí tres o cuatro días disfrutando de vuestros maravillosos vinos”.
Activista político
Preguntado por si había sentido algo al regresar a la tierra de sus padres, y si esto le motivaría a rodar algo sobre la emigración, Sheen sacó su faceta activista al recordar su implicación con la defensa de los inmigrantes en Estados Unidos: “En América hay una posición antiinmigración. No tengo previsto rodar nada sobre el tema, pero es una buena idea. Hay que recordar que es un país formado por inmigrantes”.
Lanzamiento para el Xacobeo 2010
Tras acabar el rodaje, el siguiente paso del filme es la edición en Estados Unidos. Su estreno está pendiente para el verano xacobeo de 2010, y el productor Julio Fernández aventuró que la plaza del Obradoiro sería un buen lugar para estrenar el filme. Aunque otro circuito que puede seguir es el de los festivales: Cannes, Venecia y Donosti están en el horizonte, son la meta del Camino.