Los movimientos slow (lento) siguen ganando espacio poco a poco. La sede central de estos movimientos autónomos acaba de aprobar los estatutos del Convivium gallego. Esta iniciativa surge a finales de los ochenta como reacción a los modos de vida contemporáneos importados de países anglosajones: contra la idea de triunfo que exige sacrificios de hora y comer de pie, contra los horarios rígidos que piden moverse rápido y llegar antes proponen alimentos buenos, limpios y justos. Se organizan en convivia (banquete, en latín).
La asamblea gallega, organizada desde hace años pero que se dotó de impulso a partir de 2008, celebrará su primera reunión en la primera quincena de diciembre en Muxía, según
productos catalogados por Slow Food Internacional como alimentos adecuados
declaracion es del presidente del Convivium gallego, Jesús Trillo a La Voz de Galicia. A partir de estos primeros encuentros, el colectivo quiere abrirse a la sociedad y aprovechar el potencial de Galicia para divulgar la práctica de una vida tranquila, con el cuidado de los alimentos y la promoción de los productos ecológicos. Slow Food Internacional ya ha catalogado dos productos que promueve el Convivium gallego como alimento adecuado: el millo corvo y la centolla de Lira. Actualmente el porco celta se encuentra en trámite de aprobación.
El que estos productos sean catalogados quiere decir que se iniciarán acciones de promoción en establecimientos y mercados, así como su exhibición en Terra Madre, la cumbre de los convivia que se celebra en Turín.
Las reivindicaciones por una comida propia, justa y libre de procesos industriales agresivos para el alimento y los consumidores nacieron la iniciativa del periodista italiano Carlo Petrini que, harto de la pérdida de calidad gastronómica y su cambio por alimentos hermosos por fuera pero de textura deficiente y sabor insípido o por las cadenas de comida rápida decidió iniciar un movimiento sin ánimo de lucro para promover un estilo de vida más respetuoso con uno mismo y con el entorno.
