El paso de las sociedades del antiguo régimen a los primeros cambios de la modernidad no sólo supusieron el abandono de las costumbres rurales, de los tiempos del trabajo y la creación de una nueva clase social. También aceleraron un proceso de persecución y aniquilamiento de aquellas personas que atesoraban una sabiduría antigua, supersticiosa y seductora como la brujería.
La modernidad no utilizó, al menos públicamente, la hoguera y el cadalso para desenmascarar a las mujeres que se reunían en aquelarres: la Ilustración, los avances científicos y lógicos y de nacimiento de nuevas instituciones y modos de enseñar arrinconaron poco a poco al grupo de mujeres que defendían su independencia mediante el conocimiento del poder de la naturaleza y el terror y la admiración que suscitaban entre los iletrados vecinos.
Las primeras persecuciones de brujas, sin embargo, sí que utilizaban todo tipo de instrumentos de coacción y tortura. Y, por supuesto, también aplicaban el terror entre la población para conseguir denuncias contra aquellas que disputaban la salvación del rebaño a la curia eclesial.
Hoy, la comunidad de Navarra recupera algunos escenarios y recrea hechos de la época de la violenta persecución por parte de la Inquisición. La historia medieval une a Navarra a las brujas, los aquelarres, las pócimas, los exorcismos y las persecuciones.
La Inquisición intervino en más de 60 localidades navarras, distribuidas principalmente por la montaña, epicentro de las creencias esotéricas. El aislamiento de la zona favoreció la conservación, preservó ritos de adoración a las fuerzas de la naturaleza y a la superstición –igual que en las sociedades rurales y fragmentadas del norte ibérico—según se recoge en los documentos de la época. No obstante, fue la imaginación malévola quien atribuyó a simples curanderas el poder de volar o tener encuentros con el diablo. Una fantasía avivada por los parajes aislados, boscosos y muchas veces de difícil acceso donde las herboleras recogían sus plantas.
El mapa de la brujería navarra traza una línea desde la comarca de Sangüesa y Lumbier hasta Améscoa (al norte de Estella), con algún foco aislado hacia Viana y Bargota. La Ruta de la Brujería se divide en cuatro itinerarios para recorrer de manera lógica los principales escenarios de este fenómeno. Enclaves de gran belleza impregnados por un halo de misterio que invitan al visitante a trasladarse al enigmático mundo del oscurantismo a la vez que le permiten disfrutar del sabor de las tradiciones gastronómicas y la autenticidad de un medio que ha sabido perpetuar su esencia.
La Ruta de la Brujería:
* Itinerario 1. Las primeras persecuciones de la brujería en Navarra: Valles de Roncal y Salazar y zona de Orreaga-Roncesvalles (Auritz-Burguete, Orreaga-Roncesvalles, Ochagavía, Burgui y Vidángoz)
* Itinerario 2. Frontera, superstición y Brujería: Urdazubi/Urdax, Zugarramurdi, Baztán, Bertizarana, Cinco Villas (Zugarramurdi, Urdazubi-Urdax, Arraioz, Bera y Doneztebe-Santesteban)
* Itinerario 3. Montañas y cuevas, entre la mitología y la brujería: Anocibar, Valles de Larraun y Araitz, Leitzaran (Anocíbar, Alli, Areso, Intza y Olagüe)
* Itinerario 4. Brujos en tierras estellesas: Tierra Estella (Bargota y Viana)