El castillo de Pambre protagoniza la última polémica sobre el patrimonio histórico

Los periódicos gallegos y las ediciones autonómicas de las cabeceras nacionales recogieron entre ayer y hoy el último conflicto entre propietarios, herederos, administraciones y asociaciones civiles con el castillo de Pambre como objeto de disputa.

La fortificación, además, es una rareza gallega: fue el único castillo que resistió en pie durante las guerras irmandiñas del siglo XV en las que pueblo llano, baja nobleza y bajo clero se sublevaron contra los señores de la tierra. Los revoltosos se ensañaron con los castillos. Destruyeron casi todos los símbolos del poder opresor –aunque quizás no fuese la mejor idea, ya que la contraofensiva señorial los sorprendió sin puntos fuertes donde resistir—quedando tan solo en pie el castillo de Pambre, situado en Palas de Rei.

El último propietario del inmueble Manuel Taboada Fernández, conde de Borraxeiros, falleció hace unas semanas. Según informa la edición gallega de El País, la relación entre propietario era tensa. El anterior gobierno elaboró un informe sobre la necesidad de expropiar el inmueble ante la negativa del dueño a vender el castillo –declarado BIC en 1995– a la administración, a pesar de que ésta es la opción preferente en cualquier traspaso que se pueda hacer  del castillo, según lo establecido por el artículo 32 de la ley 16/85 del Patrimonio Histórico Español, aplicable a Galicia.

Incluso en septiembre, igual que en el caso Meirás, se inició un expediente sancionador al propietario al negarse a abrir el castillo cuatro días al mes como marca la legislación vigente, aunque no siguió adelante al alcanzarse un acuerdo entre Taboada y la Xunta. Desde entonces, tres diferentes administraciones -provincial, autonómica y central- se interesaron por las condiciones de una hipotética venta de la fortaleza, sin ningún éxito.

Con la Iglesia hemos topado
Cuando Taboada falleció, todos los trámites legales se paralizaron. Y al descubrir a los herederos del castillo de Pambre, la sorpresa fue en aumento. A pesar de que aún tenía familiares vivos, los nuevos propietarios del último castillo gallego son los Hermanos Misioneros de los Enfermos Pobres, orden religiosa asentada en el barrio vigués de Teis. Según informa El Faro de Vigo, además del propio castillo, la herencia incluye “un patrimonio ingente. Es una finca de cuarenta hectáreas, con un molino de un valor incalculable”, según el albacea Castor de Soto.

La orden, encabezada por el padre Donaire, prevé vender el inmueble y su conjunto para hacer frente a su delicada situación económica. Donaire explicó al diario vigués que atienden a 220 personas con 20 trabajadores y un presupuesto anual que ronda los 350.000 euros. Y a pesar de que están agradecidos a Dios y al donante, reconocen que no sitúan Pambre con exactitud pero sí que esperan que la venta solucione los problemas económicos por los que pasan.

Aplazada la resolución

Así las cosas, qué pasará con Pambre es aún un misterio. A pesar de que cuenta con casi todas sus partes integrantes, su estado de conservación no es bueno. Desde 2005, la Plataforma social pola defensa do Alto Ulla reclama que el castillo pase a ser de propiedad pública y que albergue un centro de estudios medievales. De propiedad privada o transformación en parador, nada de nada. Por su parte, desde la consellería de Cultura permanecen a la expectativa, aunque mantienen la intención de adquirir Pambre.

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