Las tendencias y preferencias del turismo cambian poco a poco. Si en la última década, las costas del Adriático se establecieron como competencia directa para el mediterráneo español con una oferta de sol y playa con precios más competitivos, ahora parece que otro de los motores del turismo británico pone sus ojos en distintas zonas del Estado.
Como publicó el prestigioso Financial Times, esta semana Galicia se está convirtiendo, poco a poco, en un destino de referencia para parejas británicas en su mayoría, aunque también de Holanda, Alemania e incluso, Sudáfrica.
En el artículo, titulado Costa del Soul –un juego de palabras un poco pillado por los pelos– se contrapone una imagen de la costa del sol, tradicional zona elegida por jubilados británicos para establecerse, completamente explotada y saturada de personas y cemento con una costa gallega verde, relativamente desierta y con precios también un poco más asequibles que en el resto de España.
Tras detallar someramente el clima, paisaje y puntos fuertes de Galicia (la comida y la mejora de las infraestructuras, con especial atención a aeropuertos y a la oferta de vuelos de bajo coste), Financial Times acude a tres oficinas británicas especializadas en transacciones inmobiliarias entre Galicia y a parejas que se han establecido en la comunidad.
Evidentemente, no todo son ventajas: los británicos que escogen Galicia para establecerse un retiro dorado viene atraídos por un clima templado benigno en un paisaje similar al de sus países de origen. La intención de muchos de ellos es conseguir una buena casa de piedra en la que fundar un alojamiento rural, aunque las trabas son el precio de la restauración de las casas y las leyes particulares de Galicia.
Esta oportunidad de negocio fue entendida en 2006 por Galicia Dreams, dedicada a ofrecer un servicio integral de compra, restauración y asesoramiento legal en la compra de inmuebles en galicia. Este grupo de arquitectos y abogados se dedicaron a buscar clientes en las islas Británicas. “Cuando comenzamos, la verdad es que no teníamos casi clientes extranjeros, recurríamos a personas de otros sitios de España. Ahora sí que hay un aumento de la demanda de extranjeros –apunta Gonzalo Vázquez de Galicia Dreams—que lo que buscan, en su mayoría, son casa de cuatro o cinco habitaciones en la que establecerse ellos y abrir un alojamiento rural”.
Sobre lo que las cifras que a veces asustan a los compradores, es difícil establecer un estándar. “Para las casas que van a ser alojamiento, puede ser entre 200.000 y 250.000 euros con todo el proceso. Comprar una casa para vivir puede costar entre 50.000 y 100.000 euros, luegos están los permisos, las reformas. Todo” señala Vázquez. Aunque las cifras, ya se sabe, varían.
Una de las zonas con más habitantes extranjeros es Lugo, tanto la Ribeira sacra como la costa. Quizás las Rías Baixas ya cuentan con demasiado atractivo turístico, mientras que la sensación de exclusividad y tradición aún cuentan mucho para aquellos que ya han renunciado a las villas soleadas del Mediterráneo para descansar.