El castillo de Cea es uno de los más amenazados (foto Emilio del Prado)
La sensibilización de un pueblo ante su patrimonio histórico, hacia su mantenimiento, conservación, mejora y promoción no sólo revela conciencia cívica, sino que puede ser aprovechado económicamente si es proyectado como un valor cultural de cara al turismo. No hace falta enumerar ejemplos en España de monumentos que son fuente principal de turistas en no pocas ciudades españolas. Aunque también encontramos situaciones en el extremo opuesto. Según denuncia el Diario de León, la mayor parte de los castillos del país leonés se encuentran abandonados o en ruinas.
Las excepciones en el cuidados de las fortalezas leonesas las encontramos en Ponferrada, donde el castillo ha sido elevado por los gobiernos municipales a símbolo de la ciudad y sometida a un intenso proceso de consolidación y a la de Coyanza, muy reducida con respecto a lo que fue, pero igualmente mimada por el ayuntamiento, el resto atraviesa un momento difícil, con numerosos desprendimientos o amenazando ya ruina total.
Según el rotativo leonés, tan sólo los castillos que sirven actualmente como vivienda de sus dueños particulares permanecen en buen estado. Éstos, obviamente, no pueden ser visitados regularmente ni pueden servir como eje para crear rutas culturales o históricas.
La asociación Hispania Nostra ha elaborado una lista roja del Patrimonio en la que se encuentran fortalezas de diferentes estilos y épocas: desde las netamente medievales hasta los palacios renacentistas, la historia de la arquitectura medieval y moderna española languidece entre la desidia de las autoridades o la pasividad de sus dueños. Algunos de los lugares señalados por la asociación son Beñal o Benar (Omaña), Cea, Laguna de Negrillos, el de los Bazán en Palacios de la Valduerna, el de Sarracín en Vega de Valcarce y la fortaleza-palacio de Villanueva de Jamuz.
A pesar de ser un símbolo de una época importante en la historia castellana, no existen planes de recuperación de estos monumentos, a pesar de que por el ministerio de la Ley de Patrimonio Histórico Español, todos los castillos –y sus ruinas– tienen la categoría de Bien de Interés Cultural, lo que obliga a la administración responsable a hacerse cargo de su mantenimiento y a asegurar que pueda ser visitado al menos cuatro días al mes. En caso de que se sea de propiedad particular, éste puede recibir ayudas y beneficios fiscales para su mantenimiento, a condición de que permita visitarlo en esos cuatro días.
