El objetivo de la nueva señalética, cuyo coste asciende a 30.000 euros, es “orientar mejor” al peregrino por la urbe, dado que ayudará a seguir la senda correctamente eliminando o actuando sobre puntos dudosos.
Baldosas
Las señales, que convivirán con los monolitos existentes a la entrada y salida de la ciudad, se colocarán como balsosas. Su particularidad es la especial resistencia, porque se han fabricado en acero inoxidable, al que se le “ha embutido” para evitar su deterioro, la flecha amarilla y otros símbolos del Camino, como la concha del peregrino, la calabaza o el bordón, acompañado del nombre de la ciudad de Logroño, siguiendo el modelo que hizo en los monolitos el escultor José Antonio Olarte.
Otro trazado urbano xacobeo
El concejal de Promoción de la Ciudad explicó que las nuevas señales se aprovecharán para hacer pequeñas variaciones del trayecto del Camino por la ciudad. La intención es conducir al peregrino por lugares como el Pozo de Cubillas y el parque de San Miguel, en lugar de la Avenida de Burgos, donde “en breve se inicarán obras”, adelantó el responsable municipal. Así, desde el Parque de San Miguel los romeros cogerán ya el camino de La Grajera. Entre otras modificaciones, Varea destacó el recorrido por la plaza del Parlamento para pasar por debajo de la Puerta del Revellín, o que enfilen Once de Junio dirección a la Oficina de Turismo.
Albergue de peregrinos
Ángel Varea también informó del comienzo de las obras en el albergue de peregrinos de Logroño, con el objetivo de poder abrir a primeros de febrero. La calefacción, la limpieza y la pintura han sido los primeros trabajos que se están acometiendo en el albergue.