Los datos parecen un reflejo de la situación económica del país y también arrojan un perfil del turista adaptado a la coyuntura: menos vistas, menos gastos. Cada visitante se dejó en sus vacaciones 110,7 euros al día, 4,2 menos que en 2008.
El descenso de ingresos se nota en todos los apartados: desde el alojamiento hasta la comida. Según los datos del IGE, los visitantes se dejaron casi 169 millones de euros en los restaurantes gallegos, lo que representa el 29,3% de su gasto total. Sin embargo, sólo un año antes este ámbito se llevaba casi el 33% del gasto turístico y 32,7 millones más de los que ingresó durante 2009.
También la partida dedicada a alojamiento se reduce –dejando en los hoteles 10 millones de euros menos que el año anterior– y cae el presupuesto reservado a regalos y souvenirs –que pasó de 62,8 millones de euros a 51,8 millones.
Sólo resistió la caída de ingresos el apartado de ocio: 33,1 millones de euros que se gastaron en 2009 frente a los 22,2 millones del año anterior.