La posible reapertura de las cuevas de Altamira abre el debate de la conservación en Cantábria

Pintura en la cueva de Altamira.

Según informa el rotativo cántabro, El Diario Montañés, el informe emitido por el Centro Superior de Investigaciones Científicas sobre el estado de las pinturas cuaternarias de las cuevas de Altamira no invitan al optimismo: la institución científica recomienda que las cuevas permanezcan cerradas ya que su estado no ha empeorado desde que el acceso al público fue prohibido en 2002. En Cantabria se esperaba con impaciencia los resultados del informe, ya que para la industria turística la posible reapertura de las cuevas era vista como un espaldarazo económico en una época difícil.

De todas formas, y según publica el Diario Montañés, en Cantabria todavía no se dan por vencidos y esperan poder reabrir las cuevas agarrándose a dos datos: en primer lugar, el estado de las pinturas no ha mejorado con el cierre, sino que se demuestra que no ha empeorado. En segundo lugar, el informe, a pesar de recomendar que las cuevas sigan cerradas, recomienda una monitorización exhaustiva en caso de que se decidiese su reapertura.

Desde el gobierno autonómico se muestran partidarios de reabrir las cuevas, clausuradas debido a los evidentes signos de deterioro que se encontraron en las pinturas y cuyo origen estaba en el gran número de visitas que soportaban al año.

Los técnicos, sin embargo, se mostraron cautos en todo momento y, aunque conocen la voluntad política e industrial de reabrir las cuevas a los visitantes, nadie se atrevió a poner un plazo para poder disfrutar en directo de uno de los legados artísticos más importantes de Europa.

Los pasos para garantizar una reapertura segura son, desde el punto de vista técnico, asegurar un protocolo que, recurriendo a medios tecnológicos, combata las patologías y colonización de hongos para poder abrir Altamira a los visitantes de forma restringida.

El debate está servido: si el informe y sus matices no son concluyentes, ¿Es recomendable abrir las cuevas? ¿Cuál es la mejor manera de conjugar la responsabilidad de la conservación del patrimonio y la necesidad de encontrar nuevos activos económicos? ¿Las réplicas son una opción viable?

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