Cuando un caminante recorre el Kumano Kodo, lo que siente es la fuerza imponente de la Naturaleza. En algunas zonas, los árboles milenarios le envuelven en su silencio. Pero a la vez los dioses sintoístas japoneses, que viven en casi cualquier espacio como una roca gigantesca o en una fuente de aguas cristalinas, le cuentan toda la historia de los peregrinos que han pasado por el camino durante siglos hasta el día de hoy. Hubo emperadores, nobles, samurais, pero también muchos de los caminantes eran simple gente plebeya.
Más tarde, cuando se introdujo el Budismo en Japón procedente de la India a través de China –alrededor del siglo VI d.C.–, en la península de Kii (por donde transcurre en la mayor parte del Kumano Kodo), se construyeron templos budistas, ya que los sacerdotes sintoístas aceptaron a Buda como a un dios. La convivencia del Sintoísmo y el Budismo es un carácter peculiar del camino Kumano Kodo. Para los japoneses de aquella época, eran compatibles ambas religiones porque lo más importante era que la gente pudiera creer en algo sobrehumano, la Naturaleza y la iluminación del Buda. Así que le importaban menos las formas de sus enseñanzas.
Había entonces monjes budistas que vivían en esta península, y entre ellos, algunos ascetas que hacían sus prácticas físicas y mentales “corriendo” (literalmente, no caminando) por estas zonas montañosas de más de 1000 metros de altitud durante varios días. Así, después de tales recorridos, algunos llegaron a encontrarse en un estado de trance y consecuentemente consiguieron algo parecido a la iluminación que había tenido Buda hacía siglos.
Hoy en día, muchos de los caminantes del Kumano Kodo, lo recorren como una forma de turismo activo y saludable, y caminan tranquilamente disfrutando de la belleza intacta de esta península. Sin embargo, en ocasiones, ese ambiente sobrehumano hace acallar a la gente para que entienda el significado de hacer el camino y que sienta en medio de un ambiente totalmente espiritual que emiten los elementos naturales hasta las nieblas en las que se funden las montañas.
Desde luego, los edificios de los santuarios sintoístas y los templos budistas son de un alto valor histórico y cultural que hay que visitar. Pero lo más preciado de este camino del Kumano Kodo es la Naturaleza misma ya que desde la época prehistórica cuando no existían aún los santuarios, se creía que en esta península vivían los dioses según las creencias del sintoísmo que se inspiran en el respeto y el temor hacía la Naturaleza. Allí, el peregrino puede sentir solitario al principio, pero después sentirá unido y conectado con el universo como todos los elementos de la Naturaleza. Esto es el significado del hacer la peregrinación del Kumano Kodo.
Por Megumi Shiozawa
Más información: http://www.tb-kumano.jp/en/
