El patrimonio religioso español, uno de los más abundantes del mundo, ya no sólo es el escenario propicio para expresar la espiritualidad. En los tiempos del materialismo y el metal, las riquezas de la iglesia, y sobre todo, los templos, son vistos como una parada más dentro de las rutas culturales destinadas a los turistas. En este tipo de visitas, la religiosidad no es una cualidad obligatoria. Ante este interés, los inmuebles más significativos del patrimonio eclesial, las catedrales, han decidido desde hace tiempo cobrar una entrada. Todas, excepto dos: solo la Almudena madrileña y la Catedral compostelana aún mantienen las puertas abiertas a todo el que quiera pasar.
Existen casi tantos precios como diócesis. Las más baratas cobran dos euros: este es el caso de Almería. Tres euros cuesta al visitante cruzar las puertas de otras sedes como las de Bilbao, Valencia, Plasencia o Salamanca; y hasta los cinco en templos como los de Toledo, Burgos o Cádiz.
También hay catedrales como las de Oviedo o León en las que no se cobra entrada, pero sí se pide una pequeña recaudación para iluminar los retablos más importantes.
En el sur peninsular esta práctica está mucho más extendida. De hecho, la única catedral andaluza gratuita que quedaba, la de Jaén, comenzó a cobrar el pasado mes de febrero. En Andalucía están también dos de las más caras de todo el país, con ocho euros, la de Sevilla y la mezquita-catedral de Córdoba.
En el caso de la catedral hispalense, las autoridades de la diócesis barajaron reducir la tarifa después de experimentar un descenso de visitantes del 11% el pasado año que aún no es efectivo. En ambas ha hecho acto de presencia internet, permitiendo la reserva y venta de entradas anticipada. Sin embargo, las dos cuentan con tarifas reducidas para grupos, menores de edad, discapacitados o desempleados, entre otros.
La entrada más cara para visitar un edificio religioso está en la Sagrada Familia de Barcelona. Todos los que quieran visitar la obra cumbre del modernismo catalán tienen que desembolsar 12 euros, 16 si quieren que la visita sea guiada. Cuenta con tarifas reducidas, pero la más barata no baja de los 10 euros.
La principal excusa esgrimida desde los arzobispados para implantar medidas como ésta suele ser el elevado coste que supone mantener un patrimonio de esta importancia. Sin ir más lejos, la restauración del Pórtico de la Gloria le está costando unos 3 millones de euros a la Fundación Pedro Barrié de la Maza.
Dispendios
¿Cómo se subvenciona entonces la catedral de Santiago? El templo compostelano opta por ingresos alternativos. En primer lugar están las subvenciones públicas. También están los tradicionales cepillos, que en épocas de gran afluencia se vacían cada pocas horas, para evitar robos. Otra de las vías de entrada de dinero más efectiva es el afamado Botafumeiro. De hecho, este año se ha decidido incrementar su tasa de 240 a 300 euros, y es que ésta no subía desde el 2004.
Sin embargo, el incensario volará por cuenta de la Iglesia en 25 fechas solemnes, como Navidad o Todos los Santos. Pero ahí no acaba todo. También está el cobro de entrada en el museo de la catedral o por visitar las cubiertas. Por último, quedan los alquileres a las tiendas de recuerdos y a los plateros en los bajos de la catedral, estos últimos sujetos a rentas antiguas. Y es que las puertas del cielo tienen llave y las de las catedrales, peaje.
Tui, única sede gallega que cobra por la entrada
La gratuidad es la opción elegida por la práctica totalidad de las catedrales gallegas. Además de la de Santiago, permanecen libres de cobro la de Ourense, la de Lugo y la de Mondoñedo, en la misma provincia. Hasta el momento, la única que se ha decantado por la venta de entradas es la de Tui, en Pontevedra.
Los responsables del obispado tudense fijaron en 2 euros la tarifa para todos los que accedan al templo por motivos ajenos a la oración. Los grupos de más de 20 personas pagan tan sólo un euro. La razón de este cobro son los gastos diarios, como luz o personal. En su momento, la decisión generó disgusto entre visitantes y vecinos.
Cabildo de Santiago: “Alguna vez hemos tenido la tentación de cobrar”
El ‘Códice Calixtino’, manuscrito del siglo XII considerado la primera guía turística de la historia, informaba de que las puertas de la catedral de Santiago estaban abiertas durante todo el día y toda la noche, dada la enorme afluencia de peregrinos a todas horas. A día de hoy, no es posible por razones de seguridad, tal y como explica el portavoz del Cabildo compostelano, José Fernández Lago. Con todo, recuerda que el templo permanece abierto el mayor tiempo posible, desde las siete de la mañana a las nueve de la noche, “sin cobrar nada”, subraya.
El portavoz eclesiástico es consciente de que el caso de la catedral santiaguesa es una excepción en el actual panorama catedralicio español. “Alguna vez hemos tenido la tentación de cobrar, porque en otros lugares lo hacen, pero optamos por acoger al mayor número de fieles y si podemos continuar así lo haremos”, comenta. Así, José Fernández reconoce entre risas que sí han barajado la opción de cobrar, pero “nos planteamos que mejor, no”.
La principal razón aducida por el portavoz del Cabildo para decantarse por la gratuidad es la categoría de centro de peregrinación de la catedral compostelana, al nivel de la Basílica de San Pedro en Roma o de Jerusalén. De este modo, José Fernández asegura que “hemos tomado en consideración que es un centro de peregrinación. Es procedente que un templo esté abierto, con mayor razón al ser centro de peregrinación”. Por supuesto, no olvida los importantes gastos que supone mantener un templo de estas características en condiciones de seguridad y velando por su conservación, sobre todo en pleno Año Santo, cuando se prevé que la ciudad reciba más de ocho millones de visitantes. Así, afirma que “se va sacando de aquí y de allá y nos vamos arreglando”.