La continuidad o no de los viajes en barco dependerán del vaciado del embalse que se llevará a cabo para ampliar la presa de Santo Estevo. Hasta que no se baje el nivel del agua y se reconozca el fondo, no es posible saber si un catamarán puede navegar o se quedará encallado. El vaciado del embalse se iniciará el próximo 5 de abril y la cota mínima se alcanzará entre quince y veinte días después.
La situación está en suspenso desde que la comisión de Sober, organizada para defender los intereses del turismo en la zona después de conocer que los planes de Iberdrola de secar el rio, solicitase a María Xosé Vega, responsable del área de Turismo y vicepresidenta tercera de la Diputación, que se evaluasen otras posibilidades y que expertos independientes valorasen las posibles salidas para el sector. El principal problema de Chanteiro es que su embarcadero no cuenta con el espacio suficiente para acoger a un catamarán, ni sus accesos por carretera son correctos.
Al margen de los problemas para acceder al pantalán tras la bajada de nivel del embalse, que finalmente será de 31 metros en vez de treinta, los accesos al embarcadero de Chanteiro son imposibles incluso para un microbús. Por este motivo, todo apunta a que solo se utilizará como base de los paseos en pequeñas barcas que se organizarán mientras los catamaranes del Sil permanezcan en el dique seco.
El embarcadero de Chanteiro será provisional debido a las dificultades para homologar unas instalaciones compatibles con el vaciado del embalse y el nivel habitual del caudal del Sil. Según Iberdrola, el caudal se irá recuperando gradualmente a partir del próximo mes de octubre.