Según informa La Voz de Galicia, la Comisión de Medio Ambiente del Congreso debate y vota hoy la proposición no de ley presentada el 27 de enero por el Grupo Popular, relativa a la exclusión del etiquetado de los vinos sin denominación de origen protegida (DOP) ni indicación geográfica protegida (IGP), de la variedad de uva de vinificación albariño.
El PP admitirá además una enmienda del BNG, presente en la comisión por el Grupo Mixto, que extiende la defensa de las cepas a las más emblemáticas de las cinco denominaciones de origen gallegas, y pide presentar urgentemente a la Xunta y demás comunidades autónomas el borrador de la propuesta normativa.
Si prospera esta proposición no de ley, se instaría al Gobierno a hacer uso del recurso legal que le brinda el reglamento 607/2009 de la UE para excluir las cepas. La medida de protección no afectaría aquellos vinos que ya se producían de esta forma antes de la entrada en vigor de la norma, como el albariño catalán.
La situación creada por la Organización Común de Mercado afecta a los productores de vinos de calidad, ya que permite que cualquier vino envasado ponga en la contraetiqueta el nombre de las variedades de uva utilizadas.
Esta información se reservaba antes a los vinos adscritos a una Denominación de Origen Protegida, cuyos estándares de calidad obligan a seleccionar uvas con unos requisitos exigentes. El 90% de la producción gallega se hace bajo estos estándares.
Con la liberalización del contraetiquetado, cualquier vino de cualquier parte del Estado puede escribir que se trata de un albariño –aunque no hayan seleccionado las uvas– y envasarlo en un tetrabrik con el prestigio añadido de ser un vino conocido, pero sin pasar por el proceso de selección.
Una de las desventajas para los productores gallegos que se prevén es la competencia desleal que pueden plantear las zonas latifundistas del Estado, que pueden vender su propio albariño a precios tirados contra la laboriosa y pequeña producción gallega. Además, podría afectar a la imagen de calidad que tienen los caldos tradicionales de la comunidad.
Para evitar el problema del éxodo de las cepas gallegas, la propia OCM del vino prevé la posibilidad de hacer listas de exclusión de variedades si existe riesgo para el consumidor sobre el auténtico origen, debido a que la variedad sea parte integrante de una DOP o una IGP, como sucede con numerosas uvas gallegas. PP y BNG piden al Gobierno que haga uso de esa herramienta comunitaria para proteger las uvas autóctonas.