Las aerolíneas de bajo coste mueven uno de cada tres pasajeros en Galicia

Las aerolíneas de bajo coste aterrizaron por primera vez en Galicia en abril de 2005, y desde ese momento no han hecho otra cosa que comerle terreno a las compañías tradicionales. La puesta en servicio de nuevas conexiones y una política de precios agresiva son la clave del éxito, que se plasma claramente en cifras. Uno de cada tres pasajeros que pasa por los aeropuertos gallegos ya elige una ‘low-cost’ para viajar, un porcentaje que se incrementa año tras año.

Los últimos del gestor aeroportuario Aena confirman el cambio progresivo del modelo empresarial que impera en el sector del transporte aéreo de pasajeros. Entre enero y junio, el 32,2% de los viajeros que pasaron por alguno de los tres aeropuertos gallegos optaron por una compañía de bajo coste. Y ese porcentaje sería todavía más elevado si se ignorasen las cifras de pasajeros que mueven las aerolíneas chárter o los vuelos fletados por touroperadores, en los que el cliente no elige la compañía.

Los datos de Aena dejan a las claras cómo las ‘low-cost’ le han ido comiendo terreno a las compañías tradicionales. La primera en recalar en Galicia fue la irlandesa Ryanair, que puso en marcha en la primavera de 2005 la conexión Santiago–Londres con un notable éxito. Posteriormente, comenzaron a operar en la comunidad gallega otras compañías de bajo coste como Clickair, Vueling, EasyJet o Air Berlin.

Una de las claves del éxito radica en la oferta de destinos que ofrecen estas compañías, tanto a aeropuertos españoles como al extranjero. De hecho, la práctica totalidad de las conexiones internacionales desde Galicia (Londres, París, Roma, Fránkfurt, Berlín, Bruselas, Zúrich o Ámsterdam) son ofertadas por ‘low-cost’. Más allá de los enlaces puntuales de verano, actualmente sólo las conexiones A Coruña-Lisboa y Vigo-París están operadas por compañías tradicionales.

Curiosamente, el incremento de la oferta de destinos en Galicia de las ‘low-cost’ ha coincidido con el descenso de rutas ofertadas por el resto de aerolíneas. El ejemplo más clarificador es el de la ruta Santiago–Londres. Operada desde hace años por Iberia, la llegada de Ryanair a la terminal compostelana ‘obligó’ a la compañía española a trasladar esta conexión al aeropuerto de Alvedro.

A unos precios muy competitivos —sobre todo si se compran billetes con antelación— y una oferta variada se une otro factor decisivo, la captación de subvención públicas. Y es que concellos y la propia Xunta financian parte del coste de estas rutas a través de contratos de publicidad.

Presencia
La implantación de las ‘low-cost’ varía sustancialmente en función de cada aeropuerto. El bajo coste ya representa en el de Santiago casi la mitad de su tráfico aéreo (el 47%), frente al 24,9% de A Coruña y al 11,3% del aeropuerto de Peinador.

La terminal compostelana es la que más ha notado este cambio de dinámica. La irlandesa Ryanair ya es la compañía líder en Lavacolla y Vueling se ha situado en tercer lugar. Pero el peso de las ‘low-cost’ en Alvedro y en Peinador es menor porque en ambos sólo opera Vueling, aunque la compañía catalana ha incrementado sus rutas tras la fusión con Clickair y el acuerdo con la Xunta suscrito este año.

Pasajeros
Casi 640.000 pasajeros han utilizado las líneas de ‘low-cost’ en Galicia en la primera mitad del año, lo que representa casi el 33% de todo el tráfico aéreo del conjunto de los tres aeropuertos gallegos. El porcentaje casi llega al 50% en Santiago, ya que en Lavacolla operan tres compañías de bajo coste distintas.

La primera ruta abierta desde Galicia fue la conexión Santiago-Londres, que comenzó a operar en abril de 2005.

Las compañías ‘low-cost’ basan su éxito en precios competitivos y en un modelo de negocio que les permite ahorrar costes, como la utilización de un mismo modelo de avión. En contraste, ofrecen menos servicios al cliente que las compañías tradicionales.

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