Dada la realidad del sector en Galicia y para impedir el riesgo de confusión de los consumidores sobre la auténtica origen del vino, la consellería establece que la utilización de las indicaciones sea verificada por entidades de certificación que actuén bajo el control de la Xunta.
Así, los operadores que elaboren o embotellen vino sin denominación de origen o indicación geográfica protegida y que quieran indicar en la etiqueta una o más variedades de uva o el año de cosecha, deben solicitar a la dirección xeral competente en el control de la calidad agroalimentaria la autorización correspondiente.
En los caldos sin distintivo elaborados o embotellados en la comunidades, la orden excluye la posibilidad de ser indicado el nombre de las variedades Albariño, Blanca de Monterrei, Caíño Blanco, Dona Branca, Godello, Lado, Loureira, Torrontés y Treixadura en vinos blancos; y Brancellao, Caíño Bravo, Caíño Longo, Caíño Tinto, Espadeiro, Ferrón, Mouratón, Loureiro Tinto, Mencía, Merenzao, Pedral y Sousón, en la variedad de tintos.
Con la normativa publicada hoy, Galicia es pionera en la protección de productores que, amparados bajo alguna denominación de origen utilizan variedades autóctonas de uva. Con todo, Juárez instó al Ministerio de Medio Ambiente, y Medio Rural y Marino (MARM) a desarrollar una regulación similar en el ámbito estatal, una petición que la Xunta ya había formulado a través de una moción aprobada por el Congreso de los Diputados, que el Gobierno central “obviou” hasta el momento, según el conselleiro