No añado mas razones a las de mi primera nota de esta Berenguela que alumbra a todos los que amamos a esa entrañable y cálida “Terra Galega” y a esa ciudad singularísima y especial que es Santiago de Compostela un lugar en el que siempre que vas descubres algo diferente y cuando te vas te traes vivencias recuerdos más también saudades. Continuo pues cortando lonchas técnicas de esta ciudad de paz y de grandes perdonanzas, pido pues las venias y las penitencias que me correspondan.
La Catedral: pienso yo que el peregrino, el visitante común e incluso el turista, deberían de obtener sino La Compostela, si una pequeña perdonanza por las colas, pruebas, apreturas y molestias que le producen el ganar el Jubileo, que ya sabemos es acto de humildad. Este Año Santo el cumplir, digamos, con esos actos digamos folklóricos (pero que tanto éxito tienen entre los visitantes) ya sea abrazar la imagen del Apóstol, el apoyar tu mano cansada sobre el parteluz del Pórtico de la Gloria o el tratar de que el Maestro Mateo te infunda su sabiduría con unos cuantos “croques” o coscorrones, son poco menos que imposibles. Se sabe que con ellos no se gana el Jubileo pero…son entrañables pues se enroscan con las tradiciones heredadas de nuestros mayores.
Bienvenido sea el Santo Padre, una vez más, a la Sede Compostelana, aunque el vulgo, el llamado “Pueblo de Dios” pienso que también. La Catedral se ha convertido en una carrera de obstáculos, –pues son los que pagan la fiesta dentro y fuera de la Catedral y los de fuera no parecen enterarse de esto– si necesarios por las razones de seguridad que todos podremos entender, se nota a los ojos del lego que los de fuera y los de dentro pues… ¡que no se entienden!
A las multitudes que por Platerías y Azabachería intentan acceder a la Misa del Peregrino no se las puede ayudar con cintas de lona sino con vallas fijas y desde luego no con una persona de seguridad, por muy buena voluntad que tenga. Es necesario un equipo bien entrenado y tenga un protocolo adecuado de actuación; el ver las puertas del crucero cerradas me pone los pelos como escarpias, ¿Deberemos esperar el accidente para reaccionar?
El adecentamiento de las naves en pleno Año Santo –que sin duda se deberían de haber hecho un año antes—y la desilusión de no ver a los tiraboleiros en acción con su botafumeiro es cuando menos una decepción para el peregrino y cuanto más una substanciosa perdida de ingresos. El Santiago Matamoros se ha convertido en un Santiago Cortaclaveles ¡Qué pena! Cuando el pueblo santiagués se ha expresado en contrario (según creo), si nuestros hermanos musulmanes tuviesen un Saladino Matacruzados, estoy seguro que lo conservarían con orgullo a la puerta de sus mezquitas, pues formaría parte de su tradición y su historia, ¿Por qué nosotros no? Y del Pórtico de la Gloria, mejor ni hablamos ¿vale?
Añadiré la amabilidad, ayuda y cooperación de los empleados, de las hermanas, de los canónigos y de todo el clero catedralicio con peregrinos, turistas, profesionales y visitantes en general pero… todo lo antes descrito, bien mirado, son cosas tan fáciles de solucionar: basta coordinación, buena voluntad, humildad de protagonismos y dineros ¡Claro! Pero no solo del cabildo sino de todos los entes gallegos y compostelanos también. La Berenguela, seamos realistas es el mayor foco (y nunca mejor dicho) de atracción del turismo a Galicia en Año Santo y en Año Normal…pues… ¡También!
Espero volver a gozar de mi catedral favorita limpia, y arreglada después del Año Santo y me digo ¿Por qué no lo estuvo antes?
Continuará
Antonio Caballos es presidente de AEDAVE MADRID
(Asociación Empresarial de Agencias de viajes Españolas)