Según recoge el periódico compostelano El Correo Gallego, los responsables del botafumeiro estarían estudiando la posibilidad de eliminar el “frenazo” de la ceremonia de vuelo del incensario: después de oscilar a lo largo de la nave, el tiraboleiro mayor lo agarra y gira sobre si mismo para frenarlo. En ese momento, muchos fieles y asistentes aprovechan ara aplaudir, lo que, a juicio del Cabildo, resta dignidad a la ceremonia y a la eucaristía, que pasa a ser un “espectáculo”.
Como cuenta el rotativo, durante la visita del Papa se optó por prescindir de ese gesto, y dejar que el botafumeiro parase por si solo antes de izarlo ala cúpula del crucero.
Juan Filgueiras, prefecto de ceremonias del templo, dice que se decantaron por esta opción para que el vuelo del incensario termine con una oración y no con una salva de aplausos, lo que juzgan como más apropiado.
Aunque la idea prescindir del frenazo no es unánime en el Cabildo. Otros miembros consideran que la parada del Botafumeiro es un rasgo “tradicional” que debería mantenerse, aunque quizás sin tanto espectáculo como se ha potenciado en los últimos tiempos. Se trata además de uno de los momentos más buscados por los fieles y los turistas que visitan la Catedral. Los aplausos se convierten en una más de las peculiares tradiciones de la Catedral compostelana, como lo fueron en su día las manos apoyadas en el parteluz del Pórtico de la Gloria o los cabezazos a la figura del Maestro Mateo.