Se trata de uno de los locales con más solera de Compostela. Al igual que la famosa cafetería “Derby” –lugar donde se celebraban las tertulias compostelanas a principios del siglo pasado, en las que participaban, entre otros, Valle Inclán—la cafetería La Flor permanece abierta de forma ininterrumpida desde 1943. Ahí es nada.
El nuevo año ha traído nueva dirección a la cafetería. Y un nuevo aspecto, y nuevos camareros, decoración y una carta. Cambia todo, permanece lo bueno. Bajo la dirección de Sandra Fuente y Manuel Camiña, La Flor se ha convertido en menos de un mes (abrieron el 17 de diciembre de 2010) en uno de esos imprescindibles de la zona monumental. Y no es fácil. Quizás sea su nuevo aspecto. “Desde el principio teníamos muy claro lo que queríamos. Siempre nos gustaron dos locales: La Mantelería en a Coruña y el Vagos de Pontevedra, que cuidan mucho la decoración, tienen una carta con lo justo pero muy buena y una decoración muy cuidada” comenta Sandra sobre la nueva La Flor.
Y eso es lo que hay: clientela que combina a los clientes de toda la vida, que no es poco, y a los más jóvenes. Cañas, raciones, tapas y una buena conversación acolchada con jazz clásico. Entre la carta nos encontramos con tablas de quesos y embutidos entre los 8 y los 9,50 euros, dependiendo de la abundancia de la ración; tostas más o menos complicadas que cuestan, como mucho, 4,50; ensaladas copiosas a 8,50 y platos: desde huevos estrellados a las carrilleras, viandas triunfadoras de 2009 y 2010.
Sandra hace hincapié en que el trabajo de reformas lo hicieron entre los socios, colaboradores y amigos. Porque las cosas hechas con amor saben, sientan y se viven mejor.
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