Las rutas marítimas que hacían los primeros peregrinos que llegaban en la Edad Media a Santiago de Compostela son el tema central de la obra “Los caminos de la mar a Santiago de Compostela”, un libro realizado por el historiador Feliciano Novoa y editado por el Ministerio de Defensa y Lunwerg.
Esta obra nos revela una forma distinta de ver el Camino: desde el mar, desde la primera peregrinación, contando los primeros viajes marítimos con la pretensión de repasar estas rutas que nacen en el siglo IX y se mantienen hasta el siglo XV. Los peregrinos procedían de todos los puntos costeros de Europa, de los puertos de Portugal, Italia, Francia, Inglaterra, Alemania, Holanda y los países nórdicos con un mismo objetivo: lograr la intercesión del apóstol.
El historiador destacó cinco vías principales: la citada desde las islas Británicas y las otras desde Francia, los países del Norte (Suecia, Dinamarca y Noruega), la del Mediterráneo desde Italia hasta la costa catalana y la parte que se hacía por mar del Camino Portugués.
Las peregrinaciones influyeron notablemente en el arte de nevegar, tal y como en la Antigüedad lo habían hecho el comercio y las conquistas de nuevos territorios. Santiago y su símbolo más universal, la concha venera, fruto del mar, son buena prueba de ello.
La Ruta Marítima
La Ruta Marítima, comienza a la entrada de la Ría de Arousa, frente a la Ría de Pontevedra y a las costas de Sanxenxo. La ruta marítima más segura, es la que sigue el llamado Canal Principal, entre la isla de Sálvora y la península de O Grove. Este canal tiene como referencia el faro de Sálvora y la isla de Pombeiro, en el extremo suroeste de O Grove.
Los peregrinos entraban por la ría de Arosa y accedían a la desembocadura del Río Ulla, desembarcando en Padrón (Iria Flavia), siguiendo el Camino a pie hasta Santiago.En Padrón, se unen: la Ruta Marítima y el Camino Portugués.
Según la tradición y diversos textos medievales, los discípulos de Santiago, recogieron su cuerpo, lo amortajaron y trasladaron desde Palestina, embarcándolo en un barco, que lo trasladó hasta Galicia, uno de los lugares donde había predicado, entrando por la ría de Arousa y remontando el río Ulla, hasta llegar a Padrón (Iria Flavia).