Con esta iniciativa se pretende crear un espacio de convivencia para que tanto los más pequeños como las personas de la tercera edad puedan dedicarse al cultivo como forma de ocio. Es precisamente por esto una huerta muy especial. El cambio de experiencia entre generaciones sin olvidar el mantenimiento de una huerta sostenible.
En un espacio de poco más de 2.000 metros cuadrados hay sitio para todos: parcelas para personas activas, para jubilados, para personas de movilidad reducida y como no, para los escolares.
Si este proyecto ha tenido tan buena acogida se debe en buena parte porque se tuvo como fin primordial dar espacio a todos los sectores sociales.
La idea de las huertas urbanas es una iniciativa ampliamente extendida en el resto del mundo. Estos proyectos, al igual que la huerta educativa ourensana, pretenden fomentar la convivencia vecinal e intergeneracional, y en otros casos sirve de taller práctico o actividad de ocio. Hay razones de peso que avalan la positividad de estos proyectos.
Desde el punto de vista ambiental la huerta urbana favorece a la diversidad biológica y paisajística en la utilización de las zonas verdes, además de la mejora de la calidad ambiental de la ciudad siempre que se respeten los principios y reglas de la agricultura ecológica, como es el caso de la huerta educativa de Mariñamansa.