La edición de este año contará con la presencia de 19 bodegas y, al igual que en la pasada edición se ha abandonado el sistema de tickets y cada bodega venderá y cobrará directamente en su propia caseta el vino que venda. Los vinos serán jóvenes, con madera, con crianza y de reserva y el precio será de 80 céntimos, un euro, un euro y medio y dos euros, respectivamente. Unas cantidades que han sido sugeridas por el Consejo Regulador, según la referencia de años anteriores.
El alcalde de la capital berciana, Carlos López Riesco, y el presidente del Consejo Regulador, Alfonso Arias, remarcaron en la presentación la importancia de este evento como escaparate para el sector vinícola y agroalimentario en general. Una industria que, según Riesco, tiene «un gran futuro, que ha demostrado una gran fortaleza en esta situación de crisis y que es una alternativa económica en la comarca del Bierzo».
Además de dar salida a un importante stock justo antes de la nueva cosecha, y de presentar los últimos vinos, esta feria genera un futuro consumidor hoy joven, del vino de calidad.
Cada bodega dispondrá de un stand, más el del Consejo Regulador, dentro de la carpa instalada en Fernando Miranda donde acoger a los más de 20.000 asistentes que avalan las ediciones anteriores.