¿Alguien me puede explicar qué pasa? El pasado miércoles tuve que hacer un viaje a Madrid y dejé el coche aparcado en la planta 4 del majestuoso parking del majestuoso aeropuerto de Lavacolla. En ese momento eran dos vuelos los que saldrían de la terminal. Solo dos. Uno de ellos hacia Bilbao y el otro hacia Madrid. Lo que sumaban un total de, más o menos,150 pasajeros, para lo que hacían falta dos naves de la aerolínea Air Nostrum, dos pequeños aviones salchicha de 60 y 100 pasajeros. Observándolos no podía dejar de verlos como cubículos claustrofóbicos al lado de los flamantes fingers de la nueva terminal de pasajeros que, aclaro, llevo un mes sin estrenar. Según me dicen, están prácticamente nuevos, porque las compañías low cost no los utilizan. ¿Y las “high cost”? Air Nostrum, que es una de ellas y opera como franquicia de Iberia, porque Iberia ha dejado de operar desde Santiago, tampoco utiliza estos fingers. Y me sigo preguntando: ¿Gran aeropuerto? No entiendo nada… ¿Cómo podemos llegar a tener que coger las maletas y en medio de la pista, bajo la lluvia, subir una escalera balanceante hasta el avión salchicha mientras, hacinados para intentar subir, nos empapamos de arriba abajo?
Como ciudadano me pregunto: ¿Qué es lo que nos hacía falta en Santiago? ¿Y en Galicia? ¿Más aeropuertos? ¿Más grandes? ¿Más y mejores aviones y servicios? Y lo último: ¿De quién es la culpa? ¿De los políticos que tienen sus razones o de los ciudadanos que nunca echan cuentas ni piden explicaciones de las barbaridades que hacen nuestros políticos?
Santiago de Compostela ha pasado de un plumazo a tener un aeropuerto grande al lado de un gran aeropuerto cerrado y sin saber qué se va a hacer con él. Y si vamos más allá, nos encontramos con los daños colaterales que ha causado esta barbaridad, empezando por la destrucción del Real Aero Club de Santiago, cuando en realidad podrían haberse tomado medidas planteando soluciones creativas que se adaptasen a la realidad y que permitiesen conservar tanto sus instalaciones como el campo de golf; y siguiendo por el castigo a muchos propietarios de terrenos próximos al aeropuerto. Y todo ello por el Plan Director del Aeropuerto de Lavacolla, que podemos ver, no tiene sentido, sino perjuicios y más perjuicios. Es un sinsentido tras otro. Y lo peor, sin una sola idea para que parezca un aeropuerto de verdad, con aviones, viajeros y turistas.
Lo que habría que hacer es tratar este tema con Iberia. Sentarse a razonar con una compañía que ha hecho mucho por Santiago y por Galicia durante los últimos 50 años. Ni siquiera nos hemos dignado a ofrecerles el mismo trato y apoyo que ellos nos han dado. Pero sí hemos ofrecido tratamiento y apoyo a empresas que muchas veces rayan la piratería con su conducta hacia el consumidor viajero. Nos hemos cansado de escuchar a politiquillos ignorantes tratando de justificar eso como una cruzada contra los grandes y a favor de los pequeños. Hecho estúpido y peligroso.
Quiero pedirles a mis amigos y alcaldes de A Coruña y Vigo que no caigan en la barbaridad que vemos aquí, en Santiago de Compostela. Que pidan cosas útiles para sus ciudades, que generen riqueza y progreso, sin olvidar que Santiago es también A Coruña, Vigo, Lugo, Ourense y toda Galicia.