La reunión mantenida el pasado viernes entre los pilotos de Iberia y los representantes de la dirección de la aerolínea resultó inútil. Ahora, el Ministerio de Fomento deberá fijar los servicios mínimos.
Las posturas parecen irreconciliables. El sindicato de pilotos dice que la aerolínea se ha negado a negociar los motivos de la huelga e Iberia mantiene la legalidad y legitimidad de crear su filial.
Iberia ha anunciado en un comunicado que solicitará a Fomento unos servicios mínimos “que permitan ofrecer alternativas a los clientes, y que tengan en cuenta la alta ocupación de los vuelos en los días elegidos”, ya que el 9 y el 11 de enero se corresponden con el regreso de las vacaciones y el reinicio de la actividad laboral y educativa.
La aerolínea ha manifestado también que estas fechas implican una dificultad añadida por ser días alternos, al “limitar el número de vuelos disponibles para reubicar a los pasajeros afectados”.
En cuanto a su postura, la compañía ha declarado que “afrontará todas las huelgas que plantee el sindicato Sepla para forzar el cierre de Iberia Express” y ha reiterado que esta nueva empresa “es necesaria para paliar las pérdidas del corto y medio radio en Iberia, que es legal y que hará un grupo Iberia más fuerte, sólido y eficiente”.
El presidente del sindicato Sepla-Iberia, Justo Peral, había anunciado el miércoles pasado la posibilidad de realizar nuevos paros –lo que ya se ha confirmado– si no se llegaba a un acuerdo inmediato con la compañía en torno al conflicto. La empresa, por su parte, ha señalado que las medidas de presión por parte del sindicato de pilotos son perjudiciales para el conjunto de Iberia y sus clientes, y ha afirmado que es “mucho más grave” e irresponsable no adoptar las medidas necesaria para hacer de esta una compañía rentable y con futuro.