La localidad burgalesa de Santo Domingo de Silos celebra este fin de semana, 28 y 29 de enero, una nueva edición de la tradicional Fiesta de los Jefes, que contará con la participación de medio millar de personas. Los actos recuerdan la leyenda que cuenta que la villa se libró de la invasión musulmana al simular que las llamas habían arrasado Silos.
Cuenta la leyenda que un vecino organizó un simulacro de defensa mandando encender numerosas hogueras, sacando las caballerías a las calles y organizando una gran confusión mediante cencerros, de tal manera que la población parecía estar llena de defensores.
La fiesta, declarada de Interés Turístico Regional, fue recuperada por el Centro de Iniciativas Turísticas de Santo Domingo de Silos y sus Aldeas en 1999. Tiene su verdadero inicio el día de Reyes. Esa tarde se procede al sorteo de los cargos de Capitán, Cuchillón y Abanderado, entre los hombres que se han casado el año anterior, aunque en esta ocasión sólo dos de los seleccionados contrajeron matrimonio en 2011.
La fiesta recrea la hazaña de los silenses contra el ataque de los árabes. Cencerradas, pasacalles, “las crestas”, carrera de jinetes de San Antón, carrerillas de los chicos por el pueblo portando antorchas, misa castellana y de Acción de Gracias. Como manda la tradición, tras la comida, las autoridades inician el juego de la taba, y si antes las apuestas se cruzaban en duros y pesetas de plata, ahora se hacen en euros, no sólo en el recinto sino en todos los bares del pueblo. Ni siquiera la prohibición que pesó sobre los juegos de azar durante el régimen franquista pudo con la Tabera, fiesta que rebrotó y rebrotó hasta llegar a nuestros días.
Destacan también de estas celebraciones las indumentarias. Los hombres que visten de capa castellana son los comisarios de la Fiesta y suelen ser todos los cabezas de familia de la villa. Los niños van con chalecos, polainas de borreguillo y cencerros, representando los ganados.
Programación Fiesta de los Jefes 2012
La leyenda cuenta que un ejército de moros sitió la villa burgalesa y, ante la desigualdad de las fuerzas encontradas, un vecino del pueblo planeó simular un incendio y con él la destrucción de todos los bienes que hubiera en el pueblo. De esta manera el enemigo daría por inútil cualquier intento de asalto.
Para reforzar el plan liberaron el ganado y los tambores no dejaron de sonar en toda la noche. Los moros, ante el dramático espectáculo, no se atrevieron a entrar y se alejaron de la localidad. Desde entonces, el recuerdo está presente entre todos los vecinos y año tras año el ‘Capitán’, el ‘Cuchillón’, el ‘Abanderado’, y el ‘Tamborilero’ salen a la calle.
Aquí os dejamos un vídeo de la fiesta en 2009: