La Festa do Boi es un acontecimiento de carácter eminentemente popular que se recuperó en el año 1983, después de muchos años sin celebrarse, pero que seguía viva en la memoria de los vecinos más mayores de la localidad ourensana de Allariz.
Cuentan las leyendas más antiguas que el Jueves de Corpus de 1317 un grupo de judíos que vivían en Allariz originalmente, en la zona de Socastelo, se presentaron en las puertas de la Iglesia de San Estevo en el día de la celebración del Corpus Cristi burlándose de la religiosidad de los cristianos con gritos, gestos y toda clase de excesos.
A raíz de estos acontecimientos surge la figura de Xan de Arzúa, un potentado hidalgo de la localidad que decidió acudir a la procesión del Corpus a lomos de un buey con el objetivo de amedrentar a los judíos. Para sorpresa de todos los allí presentes la estrategia funcionó y estos se dispersaron y dejaron de mofarse de la tradición.
La tradición del Buey se mantuvo por la propia voluntad de Xan de Arzúa que dejó en herencia una dote para pagar el alquiler del animal y, sobre todo, por los propios vecinos ya que, desde ese día, quedaron a formar parte del sentir del pueblo. A pesar de que durante la época franquista esta fiesta se dejó de celebrar, hoy en día 687 años después, los vecinos aun lo siguen festejando.
La Festa do Boi fue declarada Fiesta de Galicia de Interés Turístico por la Xunta de Galicia en el 2006, lo que supuso un impulso, no económico, pero sí de prestigio para el trabajo desarrollado por los vecinos y vecinas de Allariz para mantener viva esta antigua tradición. Para todos aquellos que tengan curiosidad por esta fiesta podrán acudir desde mañana, 2 de junio, y hasta el próximo domingo 10 de junio. Además tanto vecinos como visitantes foráneos podrán disfrutar durante toda esta semana de un ambiente festivo y muy especialmente en los días grandes.
El Domingo da Proba, celebrado este domingo pasado, se utiliza para comprobar las cualidades del buey. Se valora mediante una carrera si el buey escogido para la fiesta reúne los requisitos adecuados: falta de agresividad, ligereza sin excesos en el trote y, a poder ser, buena estampa. En más de una ocasión el animal fue devuelto al monte por no superar la prueba.