Dentro de estos paquetes se incluyen experiencias especiales como el caso de Bodegas Martín Códax que ofrece al visitante la posibilidad de disfrutar de una jornada completa en torno a la vendimia, conociendo todo el proceso desde la recolección de la uva en viñedo, hasta su elaboración en bodega, culminando con una cata comentada de los diferentes vinos de esta bodega. Todo ello acompañado por la posibilidad de comer en viñedo o en la propia bodega.
Otras bodegas como Pazo Baión, Bodegas La Val, Mar de Frades o Valmiñor también ofrecen la posibilidad de adentrarse en sus viñedos en pleno ajetreo, para observar después cual es el procedimiento que se realiza en bodega. Mientras la bodega Terras Gauda pone a disposición de los visitantes un autobús para recorrer más cómodamente el viñedo y visualizar in situ el trabajo que se realiza para la recolección de la uva.
Mucho más especial e innovadora es la propuesta de la bodega Eidos Viticultores que permite a los visitantes acercarse a la bodega durante todo el proceso de recogida de uva, el cual se suele extender hasta altas horas de la noche. Los más forofos pueden incluso dormir en una bodega, escogiendo establecimientos enoturísticos como Pazo A Capitana, Lagar de Costa o Pazo de Galegos, donde la bodega comparte espacio con el alojamiento.
Algunos alojamientos como el Hotel-restaurante Quinta de San Amaro, ofrece paquetes diseñados expresamente para la época de vendimia, con precios especiales que incluyen habitación, desayuno y cena, junto con actividades en bodegas de la Ruta. Los visitantes que busquen una propuesta más personalizada podrán contactar con Tee Travel, agencia de viajes especializada en Enoturismo, que ofrece propuestas a medida para conocer todos los detalles de la vendimia en Rías Baixas. Otros viajeros optan por contratar los servicios de Romina López, guía turística especializada en Enoturismo.
La vendimia será un 50% inferior a la del año pasado
La Denominación de Origen Rías Baixas calcula que la vendimia de este año estará en la horquilla de entre 15 y 20 millones de kilos de uva, lo que supone una reducción de prácticamente el 50% respecto a la anterior. La extraordinaria cosecha de 2010, que tras unos meses previos de elevadas temperaturas arrojó un montante total de casi 42 millones de kilos, ha dado paso este año a unas previsiones menores que los técnicos achacan al mal tiempo en primavera, época clave en el desarrollo de la uva.
En esos meses, los técnicos señalan que “las temperaturas fueron más bajas y con un elevado grado de humedad, lo que afectó al cuajado de la flor y provocó la formación de racimos muy irregulares, con corrimientos de grano, desgrano o racimos muy pequeños”.
Las lluvias que también se sucedieron en verano provocaron asimismo un aumento de las plagas, lo que unido a los demás factores ha llevada a la predicción de una cosecha sensiblemente inferior, si bien desde la denominación apuntan que “las perspectivas varían mucho de una zona a otra, ya que hay viñedos bien cuidados que han aguantando bien las plagas y otros que no”.