Albert Einstein aseguró que si las abejas desaparecían de la tierra la vida en el planeta terminaría en cuatro anos. La razón es bien sencilla, las abejas además de la miel realizan la polinización, labor imprescindible para la conservación del medio ambiente. En Galicia son de gran ayuda para la mejora en la productividad de los viñedos y frutales.
La peculiar geografía de Galicia suele ser un problema a la hora esmelgar (extraer la miel de las colmenas tal como se hacía antiguamente), puesto que las colmenas tienen que ubicarse en zonas de floración, y éstas suelen ser de difícil acceso.
En la zona de Lugo y en alguna villa del interior de Pontevedra, todavía se conserva algo único y característico, las antiguas albarizas. Se trata de unas construcciones hechas de piedra con forma circular u ovaladas, en cuyo interior se colocaban las colmenas para protegerlas de los osos. Para poder hacer la recogida de los paneles de miel en estas albarizas, es necesario acceder por una pequeña puerta y hacer el traslado con carretas. A pesar de la dificultad, los apicultores pertenecientes al Consello Regulador Mel de Galicia lo hacen siempre siguiendo las rigorosas condiciones higiénico-sanitarias que éste exige, siendo más restrictivos que la legislación general para la miel.
Normalmente, en Galicia la esmelga de la miel comienza a finales de agosto en la zona de costa y principios de septiembre en las zonas de interior.
Una auténtica joya gastronómica
La miel de Galicia es un producto histórico, natural y artesano que se viene utilizando desde la antigüedad tanto en la medicina, como edulcorante o alimento culinario. Ahora también ha pasado a ser un ingrediente fundamental de los platos más vanguardistas. Esta joya gastronómica que regalan las abejas es un alimento natural e indispensable para una dieta saludable por sus cualidades nutritivas, por lo que ha pasado a formar parte de desayunos, meriendas y elaborados dulces, trasladándose a la alta cocina como elemento dinamizador de carne, pescados y mariscos.
“O Mel de Galicia” está ganando adeptos, aumentando su consumo en los últimos años, y son también cada vez más los consumidores preocupados por el origen y calidad de los productos, motivo por el que compran miel etiquetada conscientes de que así apoyan a los apicultores gallegos además de ayudar a mantener la biodiverdidad de Galicia.