Las castañas regresan así a las cocinas gallegas, recuperando en tiempos de magosto la importancia que tenía hace ya varios siglos y que les fue arrebatada por el maíz y las patatas. “O Magosto”, fiesta de origen pagana, que luego ha sido cristianizada, era el momento en que gallegas y gallegos honraban las cosechas, después del equinoccio, una costumbre que en estos últimos años se está intentando recuperar.
Noviembre y, sobre todo, la festividad de San Martiño, representa, en tierras gallegas, el tiempo de Magosto y el inicio de la temporada de la matanza del cerdo, con reuniones en casas y barrios durante las que se comen castañas asadas acompañadas por chorizos y por el vino tinto nuevo de la cosecha del año.
En la capital de As Burgas, el concello organiza también el 11 de noviembre, un gran magosto popular en la Alameda con castañas, chorizos asados, vino y música. Pero durante las noches del 11 y 12 de noviembre, toda la provincia tiene el mismo aroma húmedo y hogareño de las castañas. Además de la capital, se celebran magostos en Coles, A Mezquita, Valedorras, A Bola, Xinzo de Limia, Vilariño de Conso y A Peroxa.
Otra cita, en la que las castañas son las protagonistas, se celebra en Chaioso (Maceda), este sábado, 8 de noviembre, que comenzará a partir de las 21.00 horas con la segunda edición del Concurso de Castañas Disfrazadas. Media hora más tarde vecinos y visitantes podrán asistir a la tradicional cena do magosto, en la que por el módico precio de 8 euros por persona podrán degustar un menú compuesto por callos, costilla guisada, chorizo cocido, bizcochos, castañas, pan, vino y chupitos.