Suponiendo que está en nuestras manos poder decidir cuándo realizaremos el Camino de Santiago, es importante tener en cuenta que la época del año que seleccionemos será importante en el desarrollo de nuestra travesía.
Aunque la decisión de cuándo hacer el camino depende de muchos factores, los peregrinos más experimentados coinciden en que la primavera es la época ideal para completar el Camino hasta Santiago de Compostela. Tendremos temperaturas ideales, desaparecen las aglomeraciones y no nos faltará compañía.
Además de un clima muy agradable, la principal ventaja de hacer el camino en esta temporada es que hay menos peregrinos, considerando que casi el 75% de los que realizan el camino lo hacen en julio y agosto. Hay que tener en cuenta que mucha gente toma sus vacaciones en verano, especialmente durante estos meses.
Otro factor importante es que el Camino Francés es el camino por excelencia y en sus últimas etapas confluyen otros caminos, por lo que tendremos que coincidir con una multitud de peregrinos importante.
No es molesto compartir con otras personas una actividad que nos encanta, pero resultará complicado encontrar albergues y otros servicios cuando la demanda sea muy alta.
Otro factor importante es el intenso calor en julio y agosto, que hace menos llevadera la experiencia. Es en esta época cuando los termómetros alcanzan las mayores temperaturas, por lo que son necesarios los madrugones para adelantar al máximo. Si queremos tranquilidad y un camino relajado evitemos estos meses. A favor tenernos que los albergues privados y los bares de los pueblos están a pleno rendimiento, las oficinas de información y turismo funcionan, no lo hacen todo el año, y el ambiente es muy agradable.
Por otra parte, tenemos el principio del otoño, cuando la climatología es más favorable y no se pasa ni mucho frío ni mucho calor. Durante esta temporada se puede emplear ropa y calzado ligero y no es menester llevar equipo pesado como en invierno.
Durante el invierno, además de ropa adecuada para frío, tendremos que cargar más peso en la mochila porque algunos albergues y otros servicios están cerrados y es recomendable cargar con un buen saco de dormir.
En invierno hay pocas horas de sol, algunos albergues no disponen de calefacción y el clima es muy duro en determinadas zonas. Incluso, la nieve o la niebla pueden hacer que algunos peregrinos se pierdan, y es un riesgo muy grande pernoctar, por ejemplo, en mitad de los Pirineos en pleno invierno.
No nos agobiemos por esto tampoco. Lo importante y que debemos tener muy en cuenta es la planificación. Hacer un itinerario y planifica los días con generosidad. El Camino no se hace sin organización y mucho menos corriendo: debemos organizarlo, evitar que surjan inconvenientes, para andar tranquilos, descubrir gente, visitar monumentos y rincones. Sólo así podremos sentir la magia del Camino de Santiago que tantos peregrinos ya han descubierto.
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