Memoria de Japón, un viaje infinito

Vista de Tokio. Vía Wikimedia Commons

En nuestro último gran viaje dejamos atrás al milenario imperio central; China, una de las fuentes primarias de la cultura y la vida en Asia, se queda a nuestras espaldas mientras nos dirigimos a Japón. Un país que permaneció cerrado al exterior durante casi dos siglos tiene que ser especial. El Imperio del Sol Naciente puede parecer un lugar abigarrado pero su delicada sofisticación, heredada de un pasado que se deja ver y vivir, y la ferocidad con la que abraza el futuro hacen de esta travesía el Gran Viaje Infinito. Viloria Grandes Viajes os propone una travesía de diez días con los que descubrir los lugares más emblemáticos para vivir la historia milenaria.

Os proponemos un viaje de diez días en el que intentaremos capturar la esencia de las islas donde conviven ocho millones de dioses sintoístas y el buda durante muchos siglos: es un desafío y es posible que un país milenario como este necesite quizás de años para conocerlo en profundidad, pero os proponemos un plan con el que exploraremos la vanguardia de las ciudades, la renovada tradición en las zonas rurales y el patrimonio natural que no deja de asombrarnos. Vamos allá.

Tokyo

Un viaje de diez días a Japón es importante seguir las recomendaciones de gente que haya viajado antes. La mejor manera de llegar es a través de Tokyo y es en la capital donde comienza nuestra aventura. Una de las pocas megalópolis del mundo merece una estancia de algunos días para dejarse impresionar con su caos ordenado y encontrar las joyas arquitectónicas y urbanísticas que la ciudad heredó de las dinastías imperiales que gobernaron Japón desde la alta edad media. Proponemos conocer Tokyo subidos en la excelente red de transporte público que conecta la ciudad. El viaje comienza con una visita a los imprescindibles templos de Asakusa: Templo Budista Sensoji y Nakamise que son puestos que venden regalos tradicionales y pasteles. Seguimos con una visita guiada (con las explicaciones en castellano) al Palacio Imperial y Omotesando-calle de shopping y perfomance; a seguir, hay que descubrir uno de los santuarios sintoistas más significativos de Japón: el Santuario Meiji, un hermoso homenaje de una época crucial para el país. El Emperador Meiji recuperó el poder tras la caída del shogunato Tokugawa en el 1968 y abrió Japón al la modernidad y la occidentalización, dejando atrás el período feudal Edo.

Otro de los lugares imprescindibles es Nikko, a donde llegamos en tren-bala. Es un visita imprescindible para quien conoce por primera vez el país: viejos muros de piedra comidos por el musgo, altos cedros y maravillosos templos. El más representativo es el Tosho-gu donde enormes árboles escoltan pabellones, oratorios, altares y las pagodas que forman un conjunto único en el que la armonía cromática aumenta con la caída del sol. Otros lugares que no hay que perderse si queremos conocer algo más de la memoria del Japón son las Cataratas de Kegon y la carretera sagrada I-Ro-Ha de donde se puede disfrutar la gran naturaleza.

Kamakura

Es casi un tópico que Japón une la vanguardia tecnológica con una espiritualidad que resulta fascinante en Occidente. Kamakura nos enseña el poso del budismo en Japón y su adaptación local, unida al sintoísmo, la religión japonesa. Podemos recorrer, siempre con calzado adaptado para travesías de monte, una gran cantidad de templos con historias curiosas o vocaciones realmente concretas: el espectacular bosque de bambú del templo Hokokuji, a veces llamado “el templo del bambú”, que alberga el templo zen Zuisenji, situado en un pequeño valle; el camino sagrado de Wakamiyaoji que lleva al santuario Tsurugaoka Hachimangu, especialmente en el tramo llamado Dankazura en primavera cuando las azaleas y los cerezos forman un túnel de flores espectacular. Otros templos icónicos son el del buda gigante, el Tsurugaoga Hachimangu o el santuario Hasedera.

Takayama

Dejamos atrás Tokyo y nos dirigimos a Kyoto, la antigua capital imperial y, desde aquí, conoceremos algunos de los lugares indispensables. Takayama, en la región montañosa de Hida (prefectura de Gifu), es un destino apreciado tanto entre visitantes japoneses como extranjeros. Se levanta en lo que podríamos llamar Alpes japoneses y su casco urbano parece una cápsula del tiempo que nos permite viajar hasta el período Edo. Algunos de los lugares más significativos de Takayama son el templo Takayama Jinja, que sirvió como oficina del gobierno local durante el periodo de Edo; también podremos saber más sobre el famoso sake que es vino de arroz, especialidad local de Takayama, visitando sin problema alguna de las fábricas de sake que podemos encontrar en la zona monumental de la ciudad, fácilmente reconocibles por sus grandes sugidama o bolas de ramas de cedro encima de la entrada.

Shirakawa Go

Un lugar idílico que parece restacado de un cuento sobre samuráis. Shirakawa Go se emplaza en un valle entre las montañas que permaneció aislado durante siglos, hasta que en el el siglo VIII se convirtió en un centro espiritual. No fue hasta el siglo XVI, durante el período Edo, en que Shirakawago empezó a desarrollarse.

La zona apenas se dedicó a la agricultura a la ganadería, sino que se desarrollaron como un centro de producción de pólvora y a explotar los árboles de morera tanto para hacer papel como para usarlo como alimento de los gusanos de seda. Quizás por este motivo permaneció pegada a la arquitectura tradicional de las zonas rurales que conoceremos de primera mano: destacan las típicas construcciones del estilo llamado gassho-zukuri. Ogimachi es el pueblo más grande de la zona de Shirakawa-go y donde se concentran mayor número de casas tradicionales y es Patrimonio Cultural por la UNESCO.

Kanazawa

Kanazawa, en la prefectura de Ishikawa, es un emplazamiento clave para conocer más sobre el período en el que Japón “se cerró” al mundo exterior y desarrollo un particular sistema feudal. El impresionante castillo de Kanazawa o Kanazawa-jo fue fundado a finales de 1583 por el poderoso clan Maeda y reconstruido varias veces a lo largo de su historia, después de sufrir numerosos incendios, consecuencia de las acciones de guerra perpetua en los que se sumergían los shogun o señores feudales.

Uno de los últimos incendios (1881) sólo dejó en pie la maravillosa y grandiosa puerta Ishikawa (o Ishikawa-mon), construcción original de 1788 y que hoy en día sirve como acceso principal al parque del castillo, ya que lo conecta con otro de los puntos turísticos de la ciudad de Kanazawa: los jardines Kenrokuen.

Se reconstruyó la torre de observación Hishi (o Hishi Yagura), la torre de observación Hashizume-mon Tsuzuki (o Hashizume-mon Tsuzuki Yagura) y la torre-almacén Gojukken Nagaya siguiendo el modelo de los años 1850.

Nara

Se situa entre Kyoto y Osaka, Nara representa el origen de Japón ya que es más antigua que Kyoto. Un must de este viaje es la visita al parque de los Ciervos Sagrados –la religión sintoísta los considera enviados del cielo—en el que podremos caminar entre estos animales e incluso darles de comer siguiendo instrucciones. La segunda visita que no podemos dejar es el templo budista Todaiji, el del gran Buda de Nara. Se trata de un templo que se construyó en el siglo VII como centro principal del culto rural y en poco tiempo, ganó muchísima importancia, poder e influencia en la zona.

Kyoto

Nuestro viaje toca a su fin y qué mejor manera que conocer más en profundidad la capital tradicional e imperial del Japón. Nuestros dos últimos días en el país nos servirán para visitar el Pabellón Dorado, el templo Ryoanji, un centro zen al norte de la ciudad donde captaremos la delicada austeridad espiritual del zen construido en el periodo Heian como residencia aristocrática y fue convertido a templo budista zen de la secta Rinzai en 1450, y la zona de Arashimaya muy conocido por sus profundos bosques de bambú.

También recomendamos acceder a la excursión programada a Hiroshima y Miyajima con su santuario sintoísta Itsukushima, que ya era power spot en la época prehistórica.

Tras estos diez días, nos dirigiremos al aeropuerto de Kansai International para emprender el regreso, con el espíritu lleno del calor del sol naciente.

Salidas de mayo a diciembre del 2018 para un mínimo de 2 personas. Consultar precio y condiciones en VIAJES VILORIA.

Noticias relaiconadas

La Importancia de las Expectativas en el Camino de Santiago

La credencial del peregrino paso a paso

El Abrazo al Apóstol