Por fin regresa. El Entroido (carnaval gallego) se hizo esperar bastante este 2019 pero ya está aquí.
Si decidís visitar Galicia durante estas fechas, las posibilidades se expanden cada vez más. Cada comarca de Galicia trata de recuperar las celebraciones y personajes protagonistas de la tradición. Una vuelta a través del entroido significa conocer cada rincón de Galicia. Una visita al carnaval significa saborear la esencia de la gastronomía gallega. Desgranamos el entroido en sus mejores platos.
Cocido, guardián de las fiestas: una auténtica oda a los platos de proteína. El cocido de Entroido lleva de todo. Desde carne de ternera hasta trozos de la gallina; aunque es el cerdo el protagonistas. El lacón, los chorizos y las cacheiras (cabezas de cerdo saladas, características de esta época), el morro y las orejas, que junto con los grelos (las hojas del nabo) y las patatas acompañadas de habas o garbanzos, componen el famoso cocido, el plato más típico de estas fechas pero también de la estación.
El lacón con grelos: versión parcial del cicido. Se consume el lacón (jamón de las patas delanteras del cerdo) hervido junto a los grelos, verdura excelente y delicada de la despensa de Galicia.
No puede faltar la androlla, la cacheira y el caldo no pueden faltar en las comidas de carnaval. Son productos de temporada y su acompañamiento, los grelos, están en su momento de mejor calidad.
Los postres: indispensables acompañamientos, extraños protagonistas de un tiempo para la subversión. Empezamos por las filloas: las más ricas son las hechas con agua de caldo, las orejas de carnaval, las rosquillas, los buñuelos, las flores de carnaval, la bica, la leche frita… Cada pueblo tiene su especialidad y en estas fechas todos sacan a relucir su arsenal gastronómico porque el Entroido, más que para disfrazarse, en Galicia es para comer.
Y para beber, nada mejor que el licor café. Este licor s más popular (y rico, para qué negarlo) de la provincia de Ourense, así que podremos encontrar auténticas delicias cfeínicas en cas cualquier establecimiento. El secreto del licor café está en el equilibrio entre el aguardiente base –que debe sentirse en el retrogusto– y el azúcar y el café, que deben proporcionar el sabor dulzón y la textura un poco viscosa que hacen de esta bebida un placer para la boca.