En los últimos años la credencial como peregrino sufrió una renovación debido a la revitalización del Camino de Santiago de Compostela. La actual credencial del peregrino se entrega exclusivamente a los que hacen todo o parte del Camino de Santiago a pie, en bicicleta o a caballo, al menos los 100 últimos kilómetros a pie y a caballo o 200 en bicicleta. Tiene sus orígenes en las cartas de presentación que desde el principio de la historia Xacobea concedían los Reyes, Infantes, clérigos, Papas y otras autoridades como documento de recomendación o salvoconducto a los que peregrinaban a Compostela.
Ahora la carta de presentación es la llamada credencial del peregrino: un documento personal en el que se indica el lugar de inicio de la peregrinación. Es una cartulina, compuesta por 14 páginas, que se empieza a cubrir al comenzar el camino y en el que se deben ir recogiendo los sellos o cuños que se van incorporando en los lugares por donde pasa. Lo tiene que cumplimentar una parroquia, asociación cristiana, abadía, cofradía, etc. Una vez cumplida la peregrinación, la Oficina de Acogida del Peregrino de Santiago, pondrá la fecha y el sello, al tiempo que otorga la Compostela. Con la credencial la Catedral de Santiago, concede la llamada Compostelana, un documento por el que se reconoce que el peregrino ha llegado a la meta: Santiago de Compostela.
La credencial no genera derechos al peregrino. Tiene dos finalidades prácticas:
– El acceso a los albergues que ofrece la hospitalidad cristiana del camino.
– Para solicitar La Compostela en la catedral de Santiago, que es la certificación de haber cumplido la peregrinación.
La credencial del peregrino sólo puede expedirla la Iglesia a través de sus instituciones (obispado, Parroquia, Cofradía, etc. o a través de instituciones que estén autorizadas por la Iglesia).
La credencial se puede conseguir en parroquias y en la mayor parte de asociaciones de amigos del Camino de Santiago. Puntos de recogida de la credencial.