Los eurodiputados han rechazado aplicarse a ellos mismos medidas de austeridad similares a las que han aprobado varios Estados miembros para sus funcionarios o pensionistas, como viajar en avión en clase turista, en vez de en primera clase, o la congelación de sus salarios.
La indignación que ha suscitado este rechazo a las medidas presentadas por el grupo de Los Verdes e Izquierda Unitaria, les ha obligado a dar explicaciones y subrayar que el resultado de la votación no es vinculante.
“No entiendo cómo hay aquí eurodiputados que no dudan en defender en nuestros países medidas de austeridad como reducción de salarios y pensiones, pero que cuando se trata de decidir sobre su propio dinero no se aplican esta austeridad“, ha denunciado el eurodiputado portugués de Izquierda Unitaria Miguel Portas.
Los parlamentarios han tumbado varias enmiendas que reclamaban contención en el presupuesto de la Eurocámara para el año que viene. Finalmente, el Parlamento Europeo contará con un presupuesto de 1.725 millones de euros, lo que representa un incremento del 2,3% respecto a 2011.
La primera de las enmiendas -rechazada por 402 en contra frente a 216 a favor y 56 abstenciones- reclamaba modificar las reglas sobre gastos de viaje “con el fin de establecer como regla general la compra de billetes de avión en clase económica para los vuelos de duración inferior a 4 horas”, tanto para los eurodiputados como para el personal del Parlamento. Incluso pedía excepciones en función de la edad y del Estado de salud.
De entre los eurodiputados españoles, sólo la popular Rosa Estarás, el convergente Ramon Tremosa, el representante de Iniciativa Per Catalunya-Verds, Raül Romeva, y el de Esquerra Republicana, Oriol Junqueras, votaron a favor de viajar en clase económica. El resto (16 parlamentarios del PP y otros 18 del PSOE, incluidos los jefes de fila, Jaime Mayor Oreja y Juan Fernando López Aguilar) se opusieron a esta enmienda.
Después de asegurar que votaron en contra de estas medidas por error únicamente rectificaron el voto cuando les instó a ello la secretaria de Política Internacional del PSOE, Elena Valenciano, una vez que la indignación se había apoderado de las redes sociales.