6 de enero de 2013
Hoy ha sido un día de aviones y aeropuertos. Pocos aviones, tan solo dos, y mucho tiempo de aeropuertos. Para rematar el cansancio de una semana sin parar. Ahora volvemos a casa. Es increíble como uno acaba sintiéndose mas seguro y relajado en el lugar en el que vive, aunque sea tan solo desde hace 15 días y no tenga en él mas futuro que dos semanas.
Estuvo bien el viaje, comimos mucho, dormimos poco y nos traemos grandes impresiones, las islas del Lago Tana, con sus monasterios empobrecidos y sus monjes a los que he enjuiciado desde mis prejuicios occidentales. Con mi mirada de burgués occidental, como apuntaba Carmen Chasco. Además las cataratas del Nilo Azul, apenas treinta kilómetros después de su nacimiento. Las cataratas y su entorno, así como la aldea de Tis Abay, el Nilo que Fuma, y su mercado anual. Los paisajes de las montañas de Gondar donde sobreviven los babuinos de pecho rojo y los palacios de los emperadores etíopes de los siglos XVII y XVIII. El balance es bueno.
Mientras esperábamos la salida del vuelo en Addis Abeba y Javier veía una película en su miniordenador yo me acerqué al restaurante bar, que es el único lugar de Etiopía que conozco que tengan Coca Cola Ligh, y caí en la tentación de pedirme una ración de Selva Negra, esa tarta de nata y chocolate. Mala suerte. Ni mi estómago, ni mis intestinos occidentales pueden permitirse estos lujos. En este país o no vas o te vas por la pata abajo. En compensación siempre tuve un servicio a mano y siempre limpios. La tarta Selva Negra no la como en mi vida, pero tenía algo de chocolate, que es algo que por aquí nunca encuentro y que me apetece en mucho momentos.
Volvemos a Sabateña como se llama nuestro barrio en Dire Dawa. De nuevo vuelven a sobrar los jerseis y las cazadoras. Otra vez el calor de los 30º, tan agradables sin la humedad que notamos esta semana en el norte. Ni que fuéramos de secano. Pero ya sabéis que a lo bueno se acostumbra uno con brevedad. Mañana volveré a mis desayunos de carretera con la torta como una filloa y el té con retrosabor, que dicen los catadores, a anestesia de dentista.
Para mañana no tengo plan. Es día festivo. La iglesia ortodoxa celebra la Navidad. A mi cada día me cambian las informaciones. Tendré que buscarme fuentes mas fiables.
Hoy es domingo y me quedo sin colgar el blog porque el cíber de la cristiana está cerrado y en el de los musulmanes me resulta imposible hacerlo por lo que maltrata los textos. Y ya están ellos hechos a vuela pluma y sin corrección.
Con la fecha de hoy solo voy a colgar las imágenes Tis Abay, el pueblo que está cerca de las cataratas del Nilo.
Cuando hacíamos el camino de vuelta de las cataratas creímos que estábamos atravesando una aldea mas y nos sorprendió desembocar en el centro de Tis Abay. Esas fotos del final del camino, así como las del interior del restaurante donde comimos, en el que se puede ver el porche, el espacio de las mesas, y el espacio posterior dividido entre un pasillo y una habitación despensa. Detrás está el patio y una antigua casa convertida ahora en cocina. No es normal ver una casa rural tan limpia y decorada como está este restaurante de Tis Abay que rigen dos chicas vestidas al estilo occidental.
Hoy se celebró en ese mundo el día de los Reyes Magos. Nosotros no tuvimos. Cuando nos despertamos en Gondar no había nada junto a nuestros zapatos. A mi no me importó, hace tiempo que no creo en ellos. Y el cooperante no me dijo nada pero siempre que tuvo una wifi a mano no hizo otra cosa que hablar con sus sobrinos y sus hermanas. Algo añora, pienso. A lo mejor debí de tener un detalle. Juro que no fue pereza, es que ni se me ocurrió. Soy a sí de bruto. Bueno, mañana es Navidad, igual dentro de diez o quince días son los Reyes Magos y corrijo mis errores. Y esto es lo que hay que hoy estoy molido.