Parece que el Entroido en Galicia toma más fuerza a medida que deja el mar a sus espaldas. Lugo y Ourense cuentan con celebraciones que se han convertido en parte del patrimonio cultural del país. En la localidad lucense de Chantada encontramos uno de los ciclos del Entroido más completos.
El Entroido Ribeirao sufrió períodos bajos a finales del siglo pasado hasta que se retomó a mediado de la década de los noventa en la feligresía de Santa María de Nogueira. Es, sin duda, una de las manifestaciones ancestrales más singulares.
Aunque se dejó de practicar en muchas parroquias, en los últimos años ha vuelto con fuerza. Tanta, que las parroquias de Santiago de Arriba y Nogueira han entrado en competición por quién lleva los mejores personajes. Volantes, Mecos y Peliqueiros o “maragatos” saldrán por sus calles en los domingos Lambedoiro y Corredoiro.
El ciclo del carnaval se prolonga durante cuatro días de festejos:
–Domingo Lambedoiro (27 de enero). Fecha que se encuentra muy relacionada con la gastronomía, un elemento fundamental del Entroido. También es conocido este domingo como fareleiro o borralleiro ya que los que acudían a la fiesta se embadurnaban unos a otros con diversos productos ofertados por la madre naturaleza; también era común arrojar hormigas caballares con vinagre.
–Domingo Corredoiro (ou de sesaxésima) (3 de febrero). Fecha en la que son comunes juegos de diversa índole además de alguna que otra representación teatral.
–Domingo de Entroido (10 de febrero). O de quincuagésima, día propio de la festividad.
–Martes de Entroido (12 de febrero). El Martes de Entroido es la fecha en la que Os Volantes invaden Chantada: llegados de la ribeira, van acompañados de numerosas comparsas. En este día también se produce el testamento de la máscara, acto en el que se repasa la vida de los vecinos de la zona; en la feligresía de Vilaúxe celebran el entierro del Santo Entroido, que simboliza la festividad en su conjunto, es introducido en una caja mortuoria de formica que posteriormente se cubre con hojas.
Personajes del Entroido Ribeirao
Los personajes que componen el imaginario del entroido ribeirao son variados. Los principales son los volantes que dotan a la celebración chantadina de gran parte de su singularidad. Portan sobre la cabeza los famosos “puchos” que no son otra cosa que enormes gorros de los que se dice que tienen la forma de camarín de la Virgen. Se trata de estructuras muy pesadas, se estima que pueden llegar a pesar 15 kilos, tienen una estructura interna de madera hecha con palos de mimbre.
En los hombros, los volantes llevan un pañuelo con una gran variedad cromática llamados “portugueses” para diferenciarlos de los utilizados en la antigüedad, denominados “marinos” ya que muchos de ellos provenían de ultramar siendo de colores más tristes.
El volante, siempre masculino, tiene una vestimenta inferior caracterizada por presentar una serie de bandas con colores muy significativos; son comunes los colores rojo y amarillo; se dice que en la antigüedad era la tela más barata) aún que en la actualidad no es extraño ver a los volantes con cromática azul/blanco.
Campanillas de los volantes
Estos relevantes personajes portan un cinto hecho en cuero, el de la parroquia de Santiago de Arriba estaba realizado en cuero de cerdo por ter mayor duración, sobre el que penden un total de 24 campanillas (las “esquilas” de Manzaneda y Viana do Bolo) que se van alternando en función de su sonido; las de timbre grave, denominadas “machos”, y las de sonido agudo o “hembras”. Su papel o función es la de protagonista principal, anunciando la fiesta haya por donde van.
El imaginario se complementa con representaciones satíricas de los oficios, y en algunos lugares, con una versión del peliqueiro, aunque es poco común verlo hoy en día.