La Costa da Morte, con sus grandes y pequeñas “vilas mariñeiras” posee un afilado fin del mundo, que tanto en invierno como en verano muestra su aspecto más hermético y salvaje. Muros, Carnota, la Fervenza do Ézaro, Fisterra y Muxía son algunos ejemplos de arquitectura, esencia y cultura marinera por donde viajaremos en este itinerario con sabor a mar y tradición.
Un paseo por la Costa da Morte, por sus nubes, su mar, su cultura y su gran morfología y esencia marinera nos enclavará como primera parada en Muros. Fundada en el siglo X, mantiene las viviendas tradicionales de los marineros y la arquitectura noble y pública, como la plaza de la Peixería Vella. Después haremos una breve parada en un espacio privilegiado desde el punto de vista paisajístico, junto a la Laguna de Xallas, declarado espacio de interés natural.
Ya en Carnota contemplaremos el hórreo más grande de España y su iglesia donde veremos en las tumbas cruces que explican el origen de este pueblo y aprovecharemos este itinerario para visitar la Fervenza do Ézaro, que tiene como particularidad ser la única cascada en Europa que desemboca directamente en el mar, por lo que se convierte en un lugar digno de visitar.
La estancia en Fisterra nos devolverá a la leyenda de la peregrinación del Camino de Santiago. En Fisterra, la llamada tierra del fin del mundo, podremos conocer uno de los lugares más emblemáticos de la Costa da Morte y sus increíbles vistas desde el Faro de Fisterra. Bajaremos al pueblo donde haremos una parada en el puerto, que es una excelente excusa para probar las delicias de este mar vivo.
Después de Fisterra nos dirigiremos a Muxía, donde la actividad pesquera es el motor económico de la localidad. Visitaremos el Santuario da Virxe da Barca, edificio de culto construido para cristianizar un lugar donde se realizaban cultos paganos por los antiguos celtas.
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