Aunque no es nuestra intención polemizar sobre si el final de la década se producirá dentro de dos días o bien dentro de un año y dos días, sí podemos afirmar rotundamente que el año nuevo llega antes de la hora del vermut en Vilagarcía de Arousa. Desde hace más de diez años, en la capital arousana se mantiene la tradición de adelantar doce horas las campanadas y las uvas de la suerte. Vecinos de la ciudad y de alrededores se reúnen en la plaza de Ravella para tomar las doce uvas de la suerte que se reparten en el ayuntamiento junto a 4.000 kits festivos para que no falte la fiesta ni el jolgorio al que cada año se suma más gente.
La fiesta no se termina al dar las doce campanadas del mediodía. La celebración del fin de año adelantado es, como decíamos, una celebración contemporánea asumida que cuenta con un programa diseñado por la concejalía de cultura de la capital: el programa arranca a las once menos cuarto de la mañana con el pasacalle a cargo del grupo Véteris, que irá repartiendo el cotillón. En las principales calles que rodean al la plaza Ravella se llenan de actuaciones en directo, surtidos de dulces d Navidad y gente celebrando el nuevo año como si la noche hubiese llegado ya.
En el momento de dar las doce campanadas, el reloj del ayuntamiento cuenta con el apoyo de doce bombas de palenque.
Desde el propio concello recomiendan a los visitantes llegar a la plaza lo antes posibles para evitar las aglomeraciones de última hora. La policía local estará presente en las inmediaciones de la plaza para evitar aglomeraciones y dirigir el tráfico.