El periódico inglés The Guardian ha escogido el chuletón de boi gallego como “el mejor del mundo”. El rotativo inglés elaboró una lista, con el asesoramiento de cocineros y críticos reputados, de las cincuenta delicatessen que hay que probar antes de morir y el costillar de boi gallego de 16 años y 90 días de maceración se ganó un lugar en el Olimpo de las delicias culinarias. En la lista aparece colocado en el puesto undécimo de aquellos platos que hay que catar al menos una vez en la vida. En el podio de manjares, se sitúan las ostras de Irlanda del Norte, las berenjenas de Atenas y las hamburguesas del Little Owl de Nueva York.
Pero la carne de buey criado en el lado occidental del Padornelo también cosecha elogios en Estados Unidos. Dos publicaciones tan conocidas como la revista Time y la edición yanqui del Vogue también acaban de descubrir la suculenta carne del boi, dedicándole elogios tan claros como “el filete perfecto”.
Los críticos anglosajones probaron el filete en el restaurante berciano El Capricho, donde se cuidan mucho de ofrecer cualquier carne que no sea legítima costilla de buey. En no pocos establecimientos se ofrece carne de vaca en lugar de boi. La causa es clara: un macho castrado de 700 kilos cuesta 6.500 euros, mientras que una vaca de 500 kilos vale 2.500 euros. Aunque muchos defienden que casi no hay diferencia, el sabor del auténtico boi es intenso y debe tomarse de vez en cuando, mientras que el de la vaca resulta más suave.