Dice una sentencia más o menos popular que el 80% de las empresas de nueva creación no sobreviven a sus primeros doce meses de vida. Sin comprobar la veracidad de esta cifra, o las causas de los hundimientos empresariales, sí que un vistazo por las calles de las ciudades nos hace reflexionar sobre qué es lo que hace falta para que una propuesta no sólo sobreviva, sino que se asiente y que logre la dorada fidelidad del cliente. Y este objetivo es común –y preciado—en el sector de la restauración.
En Galicia encontramos fogones legendarios que no sólo alcanzaron la popularidad y sirvieron a sus creadores, sino que sobreviven a éstos y alcanzan otro reto difícil: la transición generacional manteniendo el éxito. Uno de estos ejemplos de buen hacer lo encontramos en el restaurante O Tí0o Benito, ubicado en la muy vinícola comarca de Barrantes en las rías Baixas, provincia de Pontevedra.
La aventura de o Tío Benito comenzó hace ya 36 años. Camilo Lojo, que había pasado dos décadas emigrado en Venezuela, donde trabajaba en la hostelería, emprendió el regreso a casa y, cambiando Caracas por Barrantes, supo encontrar la fórmula de éxito. Sin ataduras o prejuicios, dio a la gente lo que quería, y ésta le devolvió la atención con lo más preciado que pueda tener un restaurador: una fidelidad que traspasa generaciones.
El señor Lojo, jubilado de 72 años, sigue atento a Tío Benito, aunque el mando ahora recae en su hija Irene, que sigue la senda de la pasión por el trabajo cuidado como el valor que hace que esto siga funcionando.
“Nuestra comida es de tipo tradicional. Tenemos una carta fija desde siempre, pero cada día servimos unos diez platos nuevos con los ingredientes que hay en el mercado –cuenta Irene Lojo–. La carta del día siempre comienza en la noche anterior: pensamos en lo que queremos servir. A la mañana siguiente, comprobamos que disponemos del material necesario para hacer los platos. Y a hacerlos”. La constancia y la calidad son para Lojo los secretos del éxito de Tío Benito: “A ver, después de tantos años y con una carta fija, tienes que seguir ofreciendo algo: la clientela le gusta encontrar una comida casera, pero especial y variada, así que siempre variamos y buscamos nuevas formas de atraer a los clientes”. Como por ejemplo, el cocido de los jueves –en temporada de invierno—o la carne ao caldeiro, en verano.
Tiene tanto éxito que es de esos platos que dan motivos para coger un avión desde Madrid y plantarse en O Salnés. Y no son pocos los que lo hacen.
En lo que respecta a la carta, Irene nos recomienda el pulpo con cachelos, que se sirve solo a mediodía. Aunque el restaurante tiene una gran calidad en cuanto a pescados, en los que destaca el bacalao a la plancha o cualquiera de los pescados del día que haya en carta. “Al principio, el restaurante se especializó en pincho morunos, ya ves. Aún hoy en día seguimos vendiendo unos ochenta kilos semanales de este tipo de carne”. Y después, están los postres, claro. “Aquí sí que tengo que decir que son todos excepcionales. La mouse de limón, la tarta de queso, la caña de crema y el flan son mis especialidades”.
En cuanto a la bodega, en O tío Benito se encuentran caldos de la zona, albariños caseros y Barrantes cosechados en las inmediaciones, haciendo valer la fama de los vinos de una de las zonas productoras de Galicia con mayor reconocimiento.
¿Y tantos años en un mismo lugar merecen la pena? “Sin duda. No se mira tanto el dinero…Bueno, tienes que hacerlo, es un negocio, pero la satisfacción de ver a gente que viene desde hace veinte años todos los fines de semana ¡Y se ponen en la misma mesa! O ver un comedor lleno, más de cien personas y que todas sean clientes habituales quiere decir que haces bien las cosas. El reconocimiento a un trabajo en el que la calidad es lo primero es lo más importante. Y lo más satisfactorio”.
Fidelidad, amor y buenos productos. La receta de la longevidad en los restaurantes.
- Nombre: restaurante O Tío Benito
- Localización: Bouza Martín nº4, Barrantes (Pontevedra)
- Teléfono: 986 710 287
- Descripción: cocina tradicional de mercado.
- Precio medio: sobre 20 euros
- Menú degustación o menú Berenguela: La dirección nos recomienda media ración de pulpo con cachelos (suficiente para una persona) y un flan de postre. Para beber, tinto de Barrantes.
- Pago con tarjeta
- Aparcamiento cercano