Esta contestación llena de sorna quiere poner en evidencia la política de recorte de gastos que se ha convertido en el santo y seña de la aeroflota irlandesa. La filosofía velada de Ryanair dice que los viajeros no quieren ser tratados como reyes, sino llegar a sus destinos por el menor precio posible. Y para lograrlo, aguantarán lo que sea. Aunque el éxito de la compañía es evidente, con esta última idea parecen haber encontrado fuerte resistencia.
No sin ironía, el propio O’Leary declaró a través de un portavoz que la propuesta de sustituirle le parecía interesante. «Michael (O’ Leary) opina que los auxiliares de vuelo resultarían mucho más atractivos que él, lo cual no es colocar el listón demasiado alto, así que vamos a tener en cuenta esa sugerencia», comentó Stephen McNamara, portavoz de la aerolínea.
“Después de todo, continuó el portavoz, si es posible enseñar a los auxiliares del vuelo a hacer aterrizar el avión (propuesta de O’Leary), no debería ser difícil enseñarles a hacer el trabajo de Michael”.
Los empleados de Ryanair han expresado quejas en el pasado de modo anónimo, pero la respuesta pública de ese piloto es una novedad, según el comandante de vuelo Evan Cullen, presidente de la Asociación de Pilotos de Aerolínea Irlandeses, que se muestra también muy crítico con O’Leary.
Los expertos en seguridad aérea no están de acuerdo con prescindir de los copilotos: “Es cierto que la aviación es hoy mucho más segura que en el pasado y que muchos de los procesos están automatizados, pero en una aproximación con instrumentos en un espacio aéreo congestionado o en un caso de emergencia, me gustaría contar con piloto y copiloto”, afirma Paul Hayes, director de seguridad aérea de la consultora Ascend.