Desde que el ex presidente Manuel Fraga y su ejecutivo en la Xunta de 1999 convocaron el concurso para ubicar en el monte Gaiás de Compostela, el gigantesco proyecto atravesó por todas las fases, desde la aceptación y la celebración de la idea, pasando por el rechazo frontal y las criticas feroces hacia la viabilidad del complejo diseñado por el arquitecto Peter Einsenman hasta la paralización en busca de una idea que repensase tanto espacio disponible. Desde un palacio de la ópera tan grande como el Lincoln center de Chicago (una de las ideas originales) hasta el centro de estudios Xacobeos (anunciado en julio de 2010).
Con este panorama, el último capítulo de las obras de la Cidade da Cultura –con permiso de las puntuales batallas que se libran regularmente entre empresas periodísticas gallegas sobre la conveniencia o no del proyecto– se refiere a la impaciencia que se apodera de Einsenman y la réplica que le ha ofrecido el actual líder del ejecutivo autonómico, Alberto Núñez Feijóo. Para el arquitecto estadounidense, la dilación en el plazo de apertura del complejo ya ha alcanzado una laxitud imperdonable. Einsenman está harto de esperar por la inauguración oficial de lo que será, probablemente, su legado al mundo, y se mostró dispuesto a presionar al gobierno de San Caetano en una entrevista concedida este verano al Faro de Vigo en la que aseguraba que “lucharía por evitar la paralización” de la las obras de la Cidade da Cultura ya que se trata, en palabras del reputado arquitecto, de un proyecto completo que precisa de un significado colectivo. El neoyorquino se ha encontrado con varios factores que ensombrecen el futuro del complejo y que se ha recitado hasta la saciedad en los medios de la comunidad: el presupuesto inicial se ha quintuplicado desde su inicio (de cien milones de euros a quinientos, diez años despues) el contenido y la función de todos los edificios aún siguen siendo un misterio y los sucesivos retrasos en la fecha de fin de obra. Junto a la crisis económica y al reciente anuncio de que galicia debe devolver al estado 1.900 millones de euros en concepto han provocado que