Tras el verano, las conclusiones de los hallazgos de Cova de Eirós indican que la gruta atesora evidencias importantes para el estudio del Paleolíticio en esta parte del mundo: junto a los restos de neandertales y hombres de Cro-Magnon hace unos meses, la actual campaña de excavación emprendida por la USC –con el apoyo de Universitat Rovira i Virgili de Tarragona y otras instituciones– y coordinada por el arqueólogo Arturo de Lombera ha logrado extraer piezas valiosas y curiosas. Uno de los objetos excepcionales es un colmillo de un carnívoro pequeño agujereado por la raíz y raspado en la superficie. Probablemente el objeto de adorno más antiguo hallado en Galicia. El colgante, que aún no ha pasado las pruebas de datación con radiómetro, fue encontrado en un nivel del subsuelo descubierto este año y que está situado por encima de otro nivel de 32.000 años de antigüedad.
Sin poder estar confirmado por el laboratorio, los investigadores aventuran que pueda tener unos 17.000 años de antigüedad, lo que lo convertiría en el objeto ornamental más antiguo del noroeste peninsular. Este descubrimiento es importante porque estos colgantes tallados en dientes y huesos sólo habían aparecido en la cornisa cantábrica. El tiempo transcurrido entre el 32.000 y el 17.000 a.C. en Galicia es casi desconocido para los arqueólogos. Pero con los hallazgos de Triacastela, el puzzle tiene una pieza más.