El barrio de Galeras está viviendo su tercera juventud. De ser la extensión del barrio chino del Pombal –ahora urbanización de gama alta—a vivir de la clientela generada por el antiguo hospital general, ahora concentra en apenas trescientos metros locales que son refrenecia en la oferta de producto de mercado. La trinidad se compone del clásico Don Quijote. Le sigue El Mercadito y después llegó el Acio.
El restaurante Acio, encabezado por los jóvenes Iago Castrillón, cocinero, y la sumiller Eva Pizarro, recogió el testigo del antiguo Meia Pataca y mantuvo su estilo decorativo en madera y piedra, un ambiente con el que sentirse como en casa muy pronto.
La oferta del Acio, como en los restaurantes de la zona, está ligada a los productos del mercado. Iago Castrillón nos explica que la intención del Acio es ofrecer una cocina para todos los gustos y edades, por lo que se mantiene fiel a las recetas de toda la vida, a las que incorpora toques de originalidad y renovación: “Por ejemplo, fusionamos el caldo gallego de siempre, con grelos, chorizo y carne sustituyendo la carne por bacalao. Como es salado, buscamos el juego. Las patatas van envueltas con aceite de chorizo, haciendo una especie de ravioli con grelos” explica Iago.
El tiempo en el Acio lo marca, como decíamos, el mercado y las estaciones. “En estos momentos estamos con setas, caza, y cocido”. En breve, noviembre asoma, habrá cambio de carta aunque ya hay algunos platos nuevos en la oferta del acio. “Tenemos un arroz con setas, bacalao con caldo, muy de invierno. Corzo y jabalí ya se van encontrando en la carta”.
El planteamiento de los platos busca resaltar el sabor y no cometer “sacrilegios” con una cocina que pervive por sí misma.
Iago recomienda el menú degustación para conocer en profundidad las propuestas y filosofía del local, basada en el producto fresco y la presentación innovadora. “Ahora empezamos con ajo blanco de castañas con manzana frita y setas. Después hay pulpo con pil pil de patata y jugo de pulpo seco. Hacemos fabada de Lourenzá con setas, caldo con bacalao y después tenemos la presa ibérica, ya que ahora empieza la época de la matanza y queremos ofrecer carne fresca. De postre tenemos una pequeña versión de la queimada. Siempre queremos tener presente la tradición gallega. Este invierno me apetece explorar más los platos de cuchara”
En la bodega no tiene deudores. No existe un vino por el que haya devoción, sino que son las circunstancias y las calidades las que dan forma a una variada carta de caldos. Eva Pizarro recomienda un blanco y un tinto. El blanco es Do Ferreiro, de Gerardo Méndez, albariño con D.O. Rías Baixas y el tinto A Lama de Niño do Bibei, D.O. Ribeira Sacra.